—Mañana por la mañana intentaré conseguir más plátanos y un poco más de coco, eso nos mantendrá activos.— Le sonríe dulcemente. Emma no está contenta con toda la situación. Está acostumbrada a otra clase de vida, y tampoco es motivo para culparla, a Jay le parece algo completamente innecesario. —Esta bien Jay, no tengo hambre igual.— Admite. E intenta justificarse, aúnque, así se encuentra ahora mismo y no es que está fingiendo que no tiene hambre, simplemente, porque saben que no tienen para comer, no tiene hambre, gracias a que su estómago está completamente cerrado, con los nervios y por todas las sensaciones encontradas. —No importa que no tengas hambre, tenes que comer y alimentarte... Y antes de que me digas que no soy nadie para decirte eso, ahora mismo soy el mayor de los dos