—¿Que estás haciendo?— Lucius ingresa a la habitación de Jay, sin haber golpeado la puerta y encontrándose con que su hijo tenía sobre su cama de dos plazas y media más de una docena de cajas armadas. Una mudanza que nadie le había anticipado a su padre estaba próxima a ocurrir frente a sus ojos. Jay observa colocando sus ojos en blanco, niega con la cabeza y continúa embalando las cosas de mal modo. —¿Creo que es suficiente con ver las cajas y el camión de mudanza afuera para darte cuenta que me voy de esta maldita casa, verdad?— Sonríe maldicióso mientras que camina de lado a lado. Lucius, no tiene ni la menor idea de lo que está pasando frente a sus ojos, no se da cuenta de que está inmovilizado en la puerta, sin poder avanzar, sin poder tomar una decisión que le permita poder habla