Lo que lo está haciendo avanzar de manera desesperada no es el miedo, sino que es el temor y la desesperación de que algo le suceda a Emma. —¡Emma! ¡Maldición!— Suelta, siendo qué es, prácticamente, imposible poder obtener una respuesta por parte de ella. Emma está sin conocimiento. La concentración es primordial, no puede, por más que quiera, pensar en otra cosa que pueda llegar a ser perjudicial o que pueda funcionar como distractor. —¡No puede pasarnos esto!— Se queja. Pensar en las heridas que Emma puede llegar a tener es lo que más le dificulta la bajada y concentrarse en la misma, dónde se equivoque al pisar puede llegar a tener el mismo destino que ella había estado teniendo minutos atrás. —¡Emma es importante que escuches mí voz y reacciónes!— Sisea aferrándose con fuerza a l