—¡No entiendo cómo tenés cara para estar en su funeral!— Evan la golpea. El pequeño hombro de Emma se mueve de lado a lado con una gran mueca de dolor acompañando su rostro. No era ninguna tonta, a pesar de su corta edad, sabía muy bien con lo que tenía que cargar, su madre había fallecido al nacer ella misma, y aquello era algo que Evan, el hermano que le seguía no podía tolerar tal situación. Baja la mirada y prefiere no responder nada al respecto, así era siempre que se trataba de Evan, intentaba no interferir en su camino, conocía a su hermano mayor y también sabía perfectamente de lo que era capaz de hacer y de cómo se comportaba cuándo estaba completamente desquiciado y fuera de sí. Es por eso mismo que siempre recurría a mantenerse alejada del mismo y fuera de su radar. —Evan..