CAPÍTULO DIECIOCHO Caitlin caminaba por la orilla del mar de la mano de Scarlet; las olas del mar rompían a unos pocos metros de ellas. Era una costa desolada y triste, que se extendía hasta donde alcanzaba la vista; el mar gris oscuro se mezclaba con las nubes grises en el horizonte. Los colores coincidían con su estado de ánimo. Como siempre le sucedía en su vida, justo cuando parecía que todo sería grandioso, las cosas tomaban un giro inesperado y dramático para peor. Sin embargo, debía estar agradecida. Después de todo, Scarlet estaba viva. En realidad, era lo único que le importaba. Y estaba aun más agradecida por poder expresarlo. De hecho, Caitlin le apretó con más fuerza la mano mientras caminaban; tenía miedo de soltarla. Justo cuando se estaba recuperando del trauma del suces