3 omegas encerrados con un alfa:
Alli estaba nuestro verdugo enloquecido bailando en el techo, habia entrado en trance muchas veces pero jamas de esa forma; subimos hasta alli donde estaba él.
—Se va a matar sino hacemos algo.
—Dejame a mi, Lionel se avalanzo, pero este le sujeto de ambas manos y empezo a moverse como en un vals.
—Ayuda, detente estas loco es peligroso.
—Nos vamos a morir, ja ja ja.
Bailemos. El nunca nos encontrara aqui ja ja ja, soy libre, libre.
Algo no estaba bien, nuestro radar de peligro estaba en 10 lo que jamas pasaba cuando el estaba en trance.
—Voy yo, asi que atento Marcos.
Y justo cuando iba a agarrarlo me esquivo, pude ver su sonrisa sadica mientras me esquivaba .
Oh Dios mio, no esta en trance esta en estado de locura real.
Cai y rode por el techo lo unico que me salvo de caer fue sujetarme de un caño que sobresalia, 4 pisos de altura era mucho, nos matariamos
Lo peor es que el tercer piso estaba alli domas, pero si le erraba, ay dios tengo miedo.
De repente veo a mis hermanos ofreciendome su mano para salvarme, hasta que visualizo al verdugo parado detrás de ellos para luego sujetarlo y quitarlos de ahi.
—Se acabo el juego.
Ay no, ay no diosito, salvanos.
—Ruega por tu vida, y quizas te salve.
Justo cuando iba pisarme la mano, mis hermanos actuaron tirandolo del techo una pesadilla de 26 años ha llegado a su fi...
No mames acaso ni la muerte lo quiere, él desgraciado se agarro de mi pierna.
Lo peor es que con su peso, mas el mio era cuestion de minutos de colapsar y pum matarnos, o con la suerte que se cargaba solo yo. No esto no puede ser peor, que se balancea hacia el tercer piso se mete a su oficina, y sale con un puto revolver. Nos empieza a balacear para luego decir incoherencias.
Yo les di la vida, yo se la voy a quitar. —¿Que nos diste que? Traumas no mas no distes.
—Van a terminar con agujero en la frente como su padre
—¿Qué? ¿Conocio a nuestro padre?, pero que no era él.
Luego de un rato lo vimos subir con una ballesta para luego apuntarme frente a mis hermanos.
—Un paso en falso y lo agujereo.
—Por favor no nos mates, somos tus hijos.
—Me arruinaron la vida, es hora de ponerle fin a todo esto.
—Por favor, por favor.
Y justo cuando el ballestazo salio con su otra mano sujeta tal flecha para luego arrojarla al piso caer de rodillas a llorar.
—Él tenia razón, ustedes no tienen la culpa, yo jamas tuve la culpa.
Nos acercamos sin saber porque para contenerlo, pero arisco el asunto.
—No me toques aún los odio, con todo mi ser y si piensan que van a salir bien librado estan equivocados.
Entonces oimos a lo lejo las sirenas, habia llamado a la policia y estaban alli rodeandonos.
Continuara...