Entre más cerca estábamos, más dificultad tenía para respirar, mi pulso estaba acelerado y mi capacidad de razonamiento había desaparecido. Sus labios se veían mejor a esta distancia. Son tan rosados, apetecibles, carnosos y con una figura en forma de corazón perfecta. Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración cayendo sobre mi boca... Pero de repente Damián bajó su cabeza y aclaró su garganta cortando abruptamente con cualquier tensión. De inmediato volví en sí, solté sus gafas y él se levantó para luego colocárselas. También me puse en pie y al mirarlo vi nuevamente esa expresión seria, fría y severa en su rostro. No iba a quedarme atrás y le devolví aquella mirada frivola. —Que descanse señorita King, con permiso —se despidió y salió de la habitación sin esperar una respu