Damián pasa por mi lado sin decir nada, y siento como si una gelida ráfaga de viento golpeará mi cuerpo. Él toma asiento frente a su escritorio mientras yo reúno toda mi voluntad para girarme hacia él y enfrentarlo. Después de varios agonizantes segundos castigándome con su mirada y silencio, por fin empieza a hablar. —Aún no puedo creer que esto haya pasado. Mi hija se cayó por las escaleras, ¿Y su niñera en dónde estaba? —preguntó con un tono severo. —Permítame que le expliqué... —¿¡Explicarme qué!? —inquirió bruscamente, interrumpiéndome. —Yo mismo lo escuché cuando Olivia, me llamó. Oí la voz de Linsey llorando mientras la llamaba a usted, y cuando le pregunté a Olivia, en dónde estaba la niñera, de inmediato se puso nerviosa y no supo responderme. Siento que las palabras de Damiá