El corcho de la botella voló por los aires y la espuma se desbordó en medio de la risa de los dos hombres que celebraban en la oficina de un joven que se levantó a pura fuerza. Solo para alcanzar una meta muy alta que se propuso cuando aún era un adolescente y por fin podría llevarla a cabo y así sentir un poco de paz. — ¡Estoy muy emocionado! — dijo el hombre mayor al joven que aún estaba sentado en su lustroso escritorio. — Adalberto has alcanzado a ser el hombre más importante y rico del país. Leónidas Cortez dijo feliz y con un poco de orgullo. Los ojos negros y lo observaron con respeto y mucho cariño. Él sabía la lucha que tuvo que hacer para alcanzar ese momento de éxito. Si lucharon con intensidad y ahora podía disfrutar unos instantes de felicidad, aunque esa felicidad era opa