¿Estamos Casados?

"Amor"

—Quiero que me traigas todos los balances de la empresa en lo que va del año, además del informe completo de la inversión que haremos con el grupo Zhang...—Minseok le ordena a su secretario sin dejar de caminar siendo observado por todos los trabajadores de su área, todos ellos se veían afligidos por alguna razón. 

—Lo siento, Minse..., digo, lo siento presidente Kim —el jovencito se disculpó con un ángulo de noventa grados, estaba temblando.

El bollo paró sus pasos y lo miró con una ceja levantada.— ¿Qué pasó?—fue allí donde el mayor miró a su alrededor dándose cuenta recién de que sus empleados estaban sudando.

—El presidente Lu vino temprano y dijo que usted le había encargado el asunto con el grupo Zhang y—y...

Una vena brotó en la frente del bollo porque presentía que nada bueno estaba por venir.

—¡Y qué! ¡Habla! — todos se estremecieron porque Minseok no era el típico jefe amable, él en la oficina era muy estricto con sus empleados.

—Y—y.— Se aclaró la garganta.— tuve que trasladar la cita que el presidente Zhang tenía con usted a la secretaria de su esposo.— el muchacho por poco y se pone a llorar pero no lo hacía porque temía que su delineador se le corriera.

Minseok se cogió enfurecido el cabello y juró mentalmente quedarse viudo antes de la semana, con los puños fuertemente apretados caminó hasta la oficina de su "esposo".

—Uff, qué carácter para más jodido.— un guapo muchacho de piernas largas habló atrás del chico delineador.— Tal parece que a alguien no lo dejaron contento en su noche de bodas.

—Era de imaginarse.—volteó para verlo frente a frente.—Luhan es tan impotente con tú.— el muchacho más bajo hizo un sutil "jum" antes de irse porque nadie se mete con su bollo amigo.

Cinco minutos después...

Minseok sentía la rabia carcomiendo su cordura, abrió la puerta de su "marido" de una patada que hizo eco entre aquellas cuatro paredes. — ¡LUHAN HIJOOOOooo de tu sagrada madrecita, que Dios tenga en su santa gloria.—sonrió nervioso.— Amor, dónde están los papeles que te encar...¡Oh, presidente Zhang! ¡¿Cómo estás?! Me da mucho gusto volver a verte.—Minseok sonrió con la sonrisa más falsa que se haya esbozado en todo el mundo.

—Muy bien, gracias, por cierto felicidades por su matrimonio.— el joven presidente del grupo Zhang se paró y saludó a Minseok con un apretón de manos.— Discúlpenme por no asistir pero les envíe un presente de todas maneras.

El más bajo caminó junto a Luhan con los dientes apretados al ver la expresión de satisfacción en el rostro de ese ciervo malnacido.

—No te preocupes.— todos tomaron asiento para proceder a conversar sobre asuntos de la empresa y cabe recalcar que cada vez que Luhan abría la boca para decir algo el bollo lo interrumpía, porque aquella inversión con el grupo Zhang era suyo de él, ya que fue él quien había hecho hasta lo imposible para lograrlo y no permitiría que Luhan le quitara el crédito.

—Bien, me parece que eso es todo.—el joven Zhang habló luego de terminar de firmar los últimos papeles para la asociación.

—Fue un placer haber hecho negocios con ustedes.— el par de esposos sonrió estrechando la mano de su ahora socio.

Sin más se despidieron y ambos muchachos de quedaron solos en la oficina.

Luhan se desparramó en su escritorio hasta que se acordó de algo.—Con que "Amor".— ni loco desaprovecharía aquella oportunidad de oro que le daba la vida, rió infantilmente y Minseok lo miró cual toro en coliseo.

—Tienes tres minutos para escapar.— Minseok sujetó el pequeño porta lapiceros del escritorio de Luhan y lo alzó con toda la intención de herir a un pendejo bueno para nada.

—jajaja ¿Crees que te tengo miedo?... jaja Oh, ¿Qué dices Minha? ¿Tengo una cita?— Luhan como alma que lleva el diablo salió corriendo.

—Justo como lo pensaba, ¡Cobarde!