Advierte y el hombre sale rápidamente para avisar a sus trabajadores que recojan todo. Por otra parte, Duscha levanta a Táo y lo lleva detrás de las cortinas de lino, para seguir en su juego, uno muy caliente y peligroso.
—Tienes mucho qué explicar Táo, dime, ¿hace cuanto quieres que haga de ti un desastre? —acaricia la espalda del chico que la abraza y se remueve, sintiendo cada toque como una fuerte quemadura. Tantas sensaciones estaban nublando su juicio.
—Quiero hacerlo. —jadeo y tiembla al escuchar aquel suspiro ronco salir de los labios de la rubia. —Vámonos por favor, me siento extraño, tengo mucho miedo de que nos vean, por favor. —súplica cerca de sus labios, descolocando a la rubia por completo. Mira a su lado y ve que todos los alimentos habían sido empacados, mientras ellos
