Zack

Prefacio

De pie, frente a la cama en donde yace el cuerpo exhausto de una hermosa mujer, Zack observa con detenimiento el subir y bajar de su pecho a medio cubrir, luego de haberse entregado a la extraña pasión que se desencadena en su interior al percibir cerca de él, el aroma de su piel. En su interior un debate se lleva a cabo asfixiándolo por la decisión que tiene que tomar y la cual es su única opción, pero lo deja con las manos vacías.

Pasa saliva como si aquello que está a punto de hacer le pesará en el alma, pero está seguro de que es lo mejor para ambos sin importar la inmensidad del daño o el dolor que cause cuando la luz del día les alcance. Todo se supera, las penas se olvidan y el tiempo remienda las heridas abiertas con sabiduría, es lo mejor para ella, y quizás lo más noble que él pueda hacer.

Sin embargo, en su corazón sabe que únicamente busca la manera de justificar su egoísmo al negarle y al negarse la felicidad al lado de alguien que hace que su mundo se tambalee de una manera única. Su mirada turbia, llena de rabia y de dolor, se desvía por un segundo hacia la ventana por donde entra la luz de la luna iluminando tenuemente la habitación, afuera una brisa fría choca contra el cristal tentándolo con la esperanza de que no dolerá al volverse un hielo por dentro.

Aspira una última vez y se llena los pulmones con el olor de sus sexos mezclados, intentando grabar en su memoria cada nota que se materializa en el aire. Un "lo siento", sale en un hilillo de voz de sus labios antes de salir la habitación hacia un oscuro y largo pasillo que le indica el camino hacia la salida, lo recorre rápidamente temiendo arrepentirse en cualquier momento y solo se detiene a coger aire cuando se encuentra en la acera frente a la casa.

La bestia se ha quedado sin corazón.