Con las rodillas ligeramente flexionadas, las nalgas abombadas de mi hermana Lucy están pegadas obscenamente en la bragueta de un flaco alto que seguramente es Paul, su novio. Ella mueve las caderas en ondas, frotando su culo en la pelvis del flaco. Éste, a su vez, la toma de las caderas, y hace meneos con su cuerpo que pareciera que la está penetrando. ¡Joder! El perreo consiste en eso, en bailar al ritmo de la música, imitando los movimientos de coito al estilo de como fornican los perros. La mujer delante, flexionada, y el hombre detrás de ella, frotándole la cola con su bragueta. —¿Pero qué mierdas cree que está haciendo mi hermana con ese tipo que parece escoba parada? —Déjalos, Santi, están bailando —me dice Gerónimo sonriendo. —¿Follando vestidos delaten de la gente? Siento q