—¿Te gusta? —Sacala, por favor… —pero la v***a, en lugar de retroceder, fue ganando terreno—. ¡Ay! No, no… pará un poquito. ¡Soy tu madre! —Es obvio que te morís de ganas por probar una buena pija. Vos misma lo dijiste. Nosotros tenemos un trato especial… vos me la chupás, cuando yo lo necesito. ¿Qué tiene de malo si te la meto un poco cuando vos lo necesitás? —No, por favor… no te muevas. —Ella rodeó a su hijo con las piernas, para evitar que pudiera moverse. Aunque esto causó que lo tuviera más cerca, y que la v***a se metiera completa dentro de su concha—. ¡Ay, por favor! ¡Qué pija más grande! —¿Te gusta? —Dejá de preguntarme eso… —Es que, quiero saber cómo te sentís. —Tengo la pija de mi hijo dentro de la concha. ¿Cómo te creés que me puedo sentir? —¿Bien? —Confundida. Muy con