—Bueno, mujer, tú luego luego a echarme bronca. Vine hoy porque me tocó hacer un pedido en la Ferretería de don Paco y me quedó la casa de pasada. —No es bronca, sólo digo lo que es. En delante quiero que me avises cuando vayas a venir a comer, sino para no esmerarme en hacer tus platillos favoritos y así compro menos carne. —Sí, sí, mi querida Sugey, sí —Papá le da el avionazo—. Por lo pronto alístame mi uniforme para el sábado y prepárate por si quieres venir. Mamá medio sonríe. Me gusta cuando sonríe. Su hermosa carita se le ilumina. El azul de su iris brilla más y las mejillas se le ponen coloradas. Mi madre es demasiado hermosa para pensarla simplemente como mi madre. —No puedo, cariño —se excusa mamá—. El sábado voy a entregar 150 pastelitos de chocolate y unos postres con rellen