Hemos llegado después de un gran rato a nuestra casa. No me sorprende sentir miedo, sí, miedo por lo que pudiera pasar. Después de todo, el esposo de mi mujer es mi padre, y yo también tengo sentimientos por él. Aunque no se me puede poner en consideración a quién prefiero entre él y mamá, pues la respuesta es obvia. Lo que verdaderamente nos causa sorpresa es que haya muchos vecinos en sus puertas o ventanas viendo cómo tres camiones de mudanzas, se llevan todas las cosas de nuestra casa. —¡Mierda, mamá, se está llevando todo! Mi madre abre los ojos sin saber que decir. Me parqueo detrás del último de los tres camiones, donde hay camas, muebles y demás cosas, y dejo a mamá en el coche para entrar corriendo a nuestra casa, donde encuentro a papá indicando sacar los últimos muebles. —¿