Aproximadamente una hora después de que madre e hijo tuvieran esa importante charla, Nicol salió de su cuarto, vistiendo un conjunto de ropa interior celeste. Encontró a Matías en la cocina, preparando una jarra con jugo. —Tenemos que intentarlo, —dijo ella—. Ahora. —¿Ahora? —Sí… lo que pasa es que mientras más lo pienso, más horrible me parece la idea. Pero no es la primera vez que me pasa esto, es algo que me viene pasando desde que arrancamos con este negocio; y sé que la mejor solución es no pensar tanto y afrontar los hechos. Si no hacemos esto, corremos el riesgo de quedarnos sin trabajo, y si yo me quedo encerrada en la pieza, pensando, no lo voy a hacer nunca. Así que ya fue… prepará la cámara y las luces… lo vamos a intentar. Matías no puso objeción alguna, abandonó la tarea d