Matías dedicó los siguientes días a preparar el encuentro con el modelo, aunque también siguió deleitándose con el cuerpo de su madre. Una vez la vio caminando por la casa, vistiendo un erótico conjunto de ropa interior, y sin pensárselo demasiado, él sacó su v***a y empezó a hacerse la paja mirando fijamente el culo entangado de su madre. Cuando Nicol se dio vuelta se sorprendió al ver lo que hacía su hijo, pero enseguida le sonrió y le guiñó un ojo. Ella sabía de antemano que usar esa ropa podría despertar en su hijo ganas de hacerse una paja, y tal vez esa fuera su intención desde el principio. Tenía ganas de ver una buena v***a bien dura, para acordarse de su amante. Nicol tuvo una idea que unos meses atrás hubiera rechazado de inmediato, pero que ahora ni siquiera la pensó dos veces.