Nicol se alegró mucho cuando su hijo llegó con la noticia de que habían recibido el p**o por el segundo pack de fotografías enviadas a la web alemana. Ese mismo día les llegó un paquete con el tercer conjunto de ropa interior que ella debía vestir. En esta ocasión fue rojo y, por el empaque, parecía ser de una marca diferente a los dos anteriores. Nicol no se sorprendió al comprobar que el talle no había variado.
Tal y como habían acordado, Matías preparó las luces y todo lo necesario en el living de la casa. Cuando Nicol llegó para dar inicio a la tercera sesión de fotos, preguntó:
—¿Qué tal me queda?
—¡Muy bien! Me imaginé que el rojo te quedaría bien.
—¿Lo elegiste vos?
—Sí… ¿no te lo había dicho?
—No.
—Ah, perdón, se me habrá olvidado. Yo puedo elegir ropa del catálogo que ellos me muestran.
—Tenés buen gusto entonces —dijo Nicol admirando su propio cuerpo.
—¿Te parece?
—Sí, son conjuntos muy lindos. No sé si yo me los compraría, pero sin duda los recomendaría a cualquier mujer que quisiera lucir algo sexy. Che, algún día me gustaría mirar ese catálogo y elegir algo yo misma… al fin y al cabo, si me lo van a regalar, estaría bueno que fuera algo que realmente pueda usar.
—Está bien, pero de momento dejame elegir a mí, para que sea sorpresa. Después sí, elegí vos lo que quieras. Lo digo porque el catálogo es inmenso, y yo te conozco, te pasarías cien horas mirándolo sin saber qué mierda elegir… y como no te podés probar nada hasta que te lo manden.
—En eso tenés razón, soy muy indecisa con la ropa.
—Claro, por eso de momento prefiero que tengas que ponerte lo que yo elijo, a mí me lleva menos de cinco minutos elegir algo.
—¡Qué chico práctico! Bueno, ¿empezamos?
—Sí, acostate en el sofá.
Su madre hizo lo que le pidió, primero se acostó de lado y Matías aprovechó para fotografiarla en cuerpo completo, ella se esforzó por sonreír. Luego se colocó boca abajo, esta vez su hijo capturó imágenes de su espalda y cola. Sin previo aviso Nicol se apoyó sobre sus rodillas y levantó su cola, permitiendo que se viera un abultado gajo de ropa interior roja, el muchacho se quedó tenso durante unos segundos ante tan sugerente imagen y tuvo que decirse a sí mismo que debía mantener una actitud profesional, incluso aunque se tratase de su propia madre.
Sin embargo la sensación de incomodidad lo volvió a asaltar en cuanto ella comenzó a separar lentamente las piernas. La tela de la tanga pareció ceñirse aún más a la piel que protegía y se hizo visible una delgada línea dividiendo la vulva a la mitad, el muchacho se acercó y capturó esa imagen con la cámara.
Para Matías nunca fue un secreto que su madre fuera atractiva, de hecho algunos de sus amigos de mayor confianza solían hacerle bromas al respecto, insinuando el buen culo de Nicol o sus hermosas tetas; sin embargo al poseer cierto bloqueo mental maternal, Matías en realidad nunca fue consciente de qué tan sensual y provocativa podría llegar a ser esa mujer… hasta ahora. Se avergonzó de sí mismo cuando su pene comenzó a endurecerse, intentó pensar en otra cosa; pero la imagen del culo de su madre en cuatro patas lo bajaba a la realidad. La tenía justo frente a él, en una pose sugerente, vistiendo escasa y provocativa ropa.
—Esperá un segundo, ya vengo —dijo justo antes de salir del living tan rápido como pudo.
Nicol se quedó sentada en el sofá preguntándose qué había ocurrido, hasta que escuchó la puerta del baño cerrándose; supuso que su hijo sólo quería unos minutos para hacer sus necesidades.
Dentro del baño Matías se bajó los pantalones, descubriendo que su v***a ya estaba completamente erecta. Sabía que había una sola manera de bajarla, por lo que dejó la cámara en el suelo y se sentó en el inodoro, dejando la tapa cerrada, y comenzó a masturbarse. Se la agarró y la sacudió tan fuerte como pudo, ya que su intención era acabar lo más rápido posible; pero no conseguía concentrarse en su tarea sin recordar el culo de su madre.
En una rápida autoevaluación Matías cayó en la cuenta de que no podría quitarse esas imágenes de la cabeza, por lo que decidió darles un buen uso. Recogió la cámara y en la pantalla de la misma apareció la última foto que había tomado, era un buen primer plano del culo de Nicol, con la silueta de la v****a perfectamente trazada bajo la tela roja de la tanga. No tenía ninguna intención de masturbarse pensando en su madre, por lo que optó por la solución más práctica que pudo encontrar, imaginó que ese culo pertenecía a otra mujer… a cualquier mujer anónima, no importaba realmente su identidad, siempre y cuando no fuera su madre.
Imaginó su v***a erecta deslizándose entre esas nalgas, y no pudo contener su excitación. Pocos segundos luego de iniciada la paja, ya estaba eyaculando grandes chorros de semen. Tuvo que apartar rápidamente la cámara, para no salpicarla.
A pesar de haber descargado sus testículos, Matías aún sentía que algo dentro de él le pesaba, se trataba de la culpa, la cual lo acompañó durante el resto de la sesión de fotos con su madre. A duras penas se animó a mirarla a los ojos y se apresuró por capturar más imágenes, haciendo todo tipo de comentarios para evitar que su madre se pusiera demasiado creativa con sus poses eróticas. Le atemorizaba que su v***a se despertara una vez más y lo pusiera en evidencia.
Le dijo a Nicol que ya tenían fotos suficientes para armar un pack y dio por finalizada la sesión apresuradamente.
* * *
Nicol regresó a su cuarto y se quitó la ropa interior roja con la que había modelado. Completamente desnuda se tendió en la cama bocarriba y recapituló lo que había ocurrido. Durante prácticamente toda la sesión de fotos tuvo la impresión de que su hijo estaba raro; Nicol suspiró y cayó en la cuenta de que la actitud de Matías se debía a ella.
«Se debe estar hartando de verme tan tensa —pensó—, él es capaz de sacar fotos con una calidad profesional, sin embargo yo no soy capaz de modelar sin parecer un maniquí».
Por más que lo intentaba, no conseguía relajarse lo suficiente como para posar de forma natural, aún le seguía pesando la idea de que su hijo la viera en una actitud provocativa, casi sexualmente explícita. «¿Qué pensará Matías al saber que puedo ser un objeto s****l para algunos hombres?», solía decirse a sí misma. Ella era quien más intentaba normalizar la situación en las palabras, pero cuando debía trasladar eso mismo que había dicho al plano de la realidad, se sentía un fraude.
Decidió darse un minuto de paz y no atormentarse tanto, de todas formas poseía una anatomía muy llamativa y los dueños de la web no habían emitido ninguna queja hacia ella. Eventualmente aprendería a soltarse y a modelar con mayor naturalidad.
Dirigió la mirada hacia su cuerpo y se encontró con un gran par de tetas que aún se mantenían firmes, a pesar de que el tiempo había dejado algunas marcas en ellas; su vientre presentaba pequeñas sinuosidades, pero en general era bastante plano. Se encontró con su pubis completamente depilado y una pequeña protuberancia emergiendo donde éste finalizaba, siempre le causó gracia que su clítoris sobresaliera de esa forma, como si estuviera invitándola a que lo toque. No sabía si se la merecía, pero decidió darse una pequeña recompensa, llevó su mano hasta ese pequeño bulto sobresaliente y comenzó a tocarlo, imaginando que habría hombres anónimos que, al ver sus fotos eróticas, fantasearían con ella. La temperatura de su cuerpo se elevó, lubricó sus dedos con saliva, separó las piernas y acarició todo el canal que dividía su v****a en dos; poco tiempo después ya estaba metiéndose dos dedos mientras con una mano se sobaba las tetas.