Corazones de chocolate
Freddy
Maldita ciudad. Lo único que trae estar aquí es desgracia, pero estoy cumpliendo el favor de un buen amigo. Sin embargo, nunca pensé que ese favor vendría con un rostro tan angelical.
Mi vista se fija en la chica rubia que está vestida de otro rosa más fuerte, que sube al auto de otra mujer, su semblante preocupante me hace querer seguirlas y saber qué la ha puesto así, pero controlo mis instintos y me quedó ahí, hasta que los pierdo de vista.
Brooklyn Holliday antes Brooklyn Russo, fue adoptada a los 4 años por el, en ese entonces, Inspector Jefe Noah Holliday que lo rescató de un hogar dónde abusaban de ella, hubo un enfrentamiento y nadie era consciente de que había una niña y salió herida, la doctora Clara Castro fue quién se encargó de ella y ahora es su madre. Hija única. Tiene 24 años. Podría decir que es la típica niña mimada, pero sería solo un comentario superficial, tiene un penthouse con vista a la playa, un auto deportivo, un jeep y una motocicleta. Ningún arma a su nombre. Lo cuál me sorprende, al ser hija de policías debería tener una. Por fuera parece superficial, la niña que obtiene todo lo qué quiere, pero ayer vi algo que no esperaba ver, el verdadero rostro de quién parece ser un ángel.
Abrí la puerta de su casa y miré su interior. Ayer estaba oscuro y no pude apreciar todo, es demasiado para una persona, insisto que tendría una mala idea de Brooklyn de no haber escuchado todo lo qué me dijo ayer. Generalmente uno se abre mejor con las personas que son extrañas para ti, es más fácil y ella realmente quería hablar, está sola. Todo su círculo se relaciona con sus padres, incluso su ex, el cabrón de Sebastian Collins. Lo único qué sé es qué tras la caída de Black Moon a manos de la CIA, Brooklyn se apartó del todo y no fue más llamada a ningún caso. No pasó la Academia por el examen psicológico, tiene tendencias psicóticas y sociópatas, así como también es narcisista. Examen de armas, reprobado. Pero resulta qué es buena estudiando a la gente, una buena perfiladora o al menos eso creía, ya que desde que terminó con Sebastian Collins curiosamente nadie la ha llamado para nada.
No desayuno. ¿Por qué? Tenía que comer lo que le hice, después de las reacciones que tuvo ayer, debería de haber comido algo. Maldita sea, debía haberla llevado a cenar ayer después de todo.
Bueno, ayer fue un día bastante extraño. El día que aterrizó en está ciudad y voy al lugar dónde solía ir con mi hermano, me encuentro, primero a un muerto y segundo a una chica que parecía querer saltar, dicha chica es la razón por la que estoy aquí. Matarla. Pero tengo un objetivo que me puse apenas la vi ayer, tal vez la mate cuando esté tan sumida en su miseria. Cuando ella misma no pueda ni siquiera seguir adelante por toda la sangre que tenga en sus manos.
Quiero destrozarla. Quiero corromperla, el asesinato de ayer fue una pizca de que entre más sumida este en su oscuridad menos podra salir, quiero que no se reconozca, quiero que lo único que pueda ver en su reflejo sea a mí detrás de ella. Quiero ver ese rostro angelical completamente jodido.
Sí, eso quiero, pero… ese rostro tan angelical, esos ojos que son como cadenas que te atan a ella, esos labios que son como el maldito fruto prohibido y sus malditas tetas. Puta mierda. Ella es el pecado disfrazado de ángel inocente.
Estar a su lado fue como sentir una extraña sensación de… deseo. Verla sonreír y ver cómo sus ojos brillaban cuando me contaba cosas que le gustan, que le gusta patinar me hizo sentir ¿anhelo? Me hizo reír, algo que hace años nadie provocaba, más que mi hermano con sus estupideces y ahora está muerto. Su fantasma aún me atormenta. Es tan jodido que la chica que quiera matar sea la misma que me tenga atada a ella de una manera… ¡maldición!
No puedo mantenerme alejado de ella. Es una necesidad muy grande estar cerca de ella, su aroma a fresas, su sonrisa tan preciosa, es como un pequeño gato que entra en un bosque lleno de bestias salvajes, pero cuando menos lo esperas el pequeño gato se convierte en un enorme felino capaz de comerse a esas bestias.
Me gusta y eso es jodido.
Observo sus pinturas, realmente tiene talento pero tiene una carga en los hombros de no saber qué hacer, dedicarse a lo que le apasiona como el arte, el patinaje o hacerle honor al apellido de sus padres. Clara y Noah Holliday, sé bien quienes son y los puestos que tienen, creí que su hija estaría al mismo nivel que ellos, pero la verdad es que los sobrepasa. Brooklyn es manipuladora y sabe usar lo que tiene para beneficio suyo, algo que es peligroso en mi mundo.
Cuando personas como Brooklyn tienen claro que quieren y cómo lo quieren… es más letal que una bomba.
Me encargo de poner las cámaras de seguridad, quiero saber que hace en todo momento, será solo hasta que llegue el momento de hacer algo al respecto, saber cómo actuar al respecto de ella o al menos eso trato de hacerme creer a mí mismo, porque la necesidad de estar cerca de ella de nuevo, me hace querer ir a dónde está ahora, ponerla sobre mi hombro y encerrarla en mi casa para tenerla solo para mí.
Quiero ser dueño de su luz, de su sonrisa, de su aroma, de ella mismo, quiero que ni ella se reconozca cuando sea mía.
Destruyo Black Moon con una simple sonrisa, hizo caer al Boos de la mafia, se volvió la Boss 's Wife, todos la respetaban y eso hizo que ella los traicionara y cayeran como viles moscas. Yo seré quién la destruya y la haga caer, pensara en mí cuando esté al borde de la agonía y mi nombre quedará grabado en su alma.
Me aseguro de que las cámaras están conectadas a mi teléfono, guardo todo y no dejó ni un solo rastro de mi presencia aquí. No se llevó su auto, así que no ha visto nada de lo que le he dejado, instaló una cámara en su auto porque quiero ver todo lo que hace aquí, a dónde va y con quién lo hace.
Mi teléfono me envía una alerta de un mensaje, Sebastian Collins me está contactando, mantén cerca a tus enemigos.
— Dime – respondo a su llamada.
— ¿Dónde estás?
— Río – respondo mientras subo a mi nueva motocicleta.
— ¿Has recibido mis mensajes?
— No creo que un asesino sea problema mío, Collins.
— Este es un asesino al qué tú ayudaste a ahuyentar, el caníbal ¿lo recuerdas? – sonrió un poco, sí lo “ayude” a ahuyentar. – Estoy seguro de que ha vuelto.
— Bueno hazte cargo, tengo asuntos aquí y tal vez cuando termine este allá.
Corto la llamada, no estoy para soportar sus llamadas en este momento, cierro los ojos un momento y los ojos azules de mi ricitos aparecen, provocándome una sonrisa estúpida que borró al instante, no necesito esto tampoco.
Para poder cumplir mi objetivo pase más de cinco años metido como un agente encubierto, soy parte de la CIA y en poco tiempo estaré trabajando como Comisario, he mantenido bien mi fachada de agente que nadie sospecha que seré yo quién los destruya justo como lo hicieron con ellos.
Está ciudad solo me trajo desgracia, los pocos que podrían saber de mí están en la cárcel o muertos, nadie está libre como para reconocerme, pero aún así tomé mi precaución para andar por las calles. Tengo una casa ubicada en la parte norte dónde nadie me verá o reconocerá en dado caso, Sebastian ahora mismo estará enfocado en su agente muerto, tenía pensando hacer algo similar pero no el mismo día que llegará a la ciudad. Tengo 28 horas de haber vuelto y ya puse en curso un plan que debía llevarme al menos un mes.
Ni siquiera es cómo si buscara a Brooklyn en primer lugar. Pero algo me dijo que siguiera a pesar del muerto que estaba ahí y entonces la vi. Su cabello rubio, sus ojos azules, ninguna fotografía le hizo justicia, la cruel y peligrosa chiquilla que tanto me hicieron despreciar, no estaba en ella. Solo vi a una chica, vestida de rosa, cubierta de sangre, al borde del mirador, temblando y con la mirada perdida. Algo me impulsó a acercarme a ella, tomarla en mis brazos y… querer poseerla y al mismo tiempo arrancarle el corazón.
Dulce chica que estaba más preocupada por lo que sus padres le iban a decir que de haber asesinado a alguien, no le importaba para nada ese sujeto, ni siquiera a mí, lo descuartice sin importarme quién era, al final de cuentas ya estaba muerto. Hasta que vi las noticias supe que era un policía, no es como si cambiara las cosas pero me hizo fijarme más en ricitos de oro.
Armando quiere que pase el triple de lo que él y la mafia pasaron, tengo planeado destrozarla y hacerla trizas… Brooklyn Holliday será mi presa. Destruiré todo su ser que ni ella misma se va a reconocer sin tener que verse en su reflejo. Para lograr eso tengo que adelantar todos mis planes y matar dos pájaros de un tiro.
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Brooke
Mate a un hombre y él se deshizo del cuerpo…
Apenas logré ponerme mis zapatos cuando salí con Kylie. Sé que no fue un sueño, ahora lo confirmo totalmente, pero… ¿quién coño era el sujeto de anoche? Ni siquiera recuerdo haberme quedado dormida, todo está siendo muy extraño y el que yo matara a Bradford anoche no ayuda, así como el que ahora este descuartizado, tampoco. No sé qué era peor, que lo matara yo, o que el extraño de anoche cubriera mi crimen.
— ¿Estás bien? Parecen en shock.
— Ayer iba a salir con él, sabes lo nerviosa que eso me pone, pude ser yo igual – susurró.
Fui yo. Esa es la cuestión. Hija de policías y agentes de la CIA, ex del Superintendente de la ciudad, con una carrera poco favorable en la policía, asesinando a un Subinspector solo porque se quería sobrepasar conmigo. Eso era lo que más me preocupaba, él lo vio, y arregló el problema. Quito el foco de mira de mí y ahora… joder ¿qué voy a hacer? Realmente no tengo que hacer nada, él ya lo hizo por mí, solo tengo que ser la chica que siempre soy ante ellos.
Llegamos a la comisaría y hay un maldito caos. Me pongo mis lentes oscuros y salgo del auto entrando con prisa a comisaría, evitando a toda costa la prensa. Mis padres están aquí y… dos brazos me rodean y apenas puedo respirar. Conozco este aroma, tan delicioso, esos grandes brazos que me sostienen me remontar a hace un año. Sebastian. Cierro los ojos y suspiró, ¿por qué me sigue afectando tanto? ¿Por qué sigo queriéndolo?
— Estás bien – susurra acariciando mi espalda.
Conozco ese tono de voz. Estaba preocupado, me separo de él para verlo, joder, se ve tal cuál cuando murió Petrov. Acaricio su rostro, no me contengo, es un acto tan natural y aunque mi cabeza me grite como me lastimo en el pasado, no puedo contenerme a un rostro tan dolido y más del hombre que aún quiero de alguna manera.
— Estaba tan preocupado.
— Lamento lo de Brad…
— Me vale un carajo Bradford – susurra casi molesto y fruncí el ceño ¿no está así por Bradford? – Me preocupabas tú, sabía que salías con el imbécil ese y, temía que también te hubiera perdido a ti.
Dios no. Una caricia suya me hace suspirar, ¿por qué sigo siendo tan débil? Me abraza de nuevo y cierro los ojos, pero ahora me encuentro con los ojos oscuros de mi hombre y me hacen apartarme de Sebastian. El hombre de anoche tuvo más efecto en mí, más qué este abrazo con Collins.
Apenas se aparta de mí, cuando siento a mis padres sobre mí. Mamá revisandome por completo, papá hablando, no puedo conectar ni una sola neurona porque mi cabeza solo le está dando vueltas al sujeto de anoche, su aroma, sus ojos, su sonrisa, su cuerpo cubriéndome como una enorme sombra… Dios, quiero verlo de nuevo.
— Estás en shock, siéntate y te voy a traer algo dul…
— Estoy bien mamá – dije mirándola. – No vi a Bradford ayer y sabías bien que ya lo iba a terminar.
— No digas eso, no quiero que la prensa te tenga en la mira – susurró tomando mi rostro. – Mi dulce niña – besa mi cabello y me abraza. – Tenía miedo.
— Estoy bien mamá – susurró de nuevo.
— Solo quiero asegurarme – dijo volvió a tomar mi rostro.
— Por estás cosas es que no quería que vivieras sola – susurra mi padre mientras me abraza. – Estaba angustiado.
— Si Sebastian Collins no me pudo dañar, no lo hará este asesino – le sonrió y ambos se ríen. – Quiero estar en el caso ¿puedo estar?
— No lo sé, lo que diga Collins, de hecho vamos a una reunión que dará ahora.
Mis padres siguen hablando de que debo quedarme en su casa unos días, pero yo lo que necesito es ver a ese hombre de nuevo y hablar con él. Joder. No sé. ¿Deberé matar a alguien para qué él regrese? Es una teoría que no quiero averiguar, el primer asesinato me he puesto nerviosa por como se pondrían mis padres no quiero saber como se pondrían si supieran que lo mate yo, bueno no de ese modo pero lo hice.
Entramos en la sala de reuniones y no evitó la punzada de nostalgia, me gustaba este lugar. No como policía, porque nunca fui buena, pero si como investigadora, perfiladora, maldita sea amaba eso, a pesar que el informe psicológico y psiquiatra de mi querida madre la doctora Clara Castro dijera que no soy competente para ser policía porque pienso como un asesino y tengo tengo la tendencia a ser uno, me gustaba esto. Aunque ahora que lo pienso, mamá no estaba tan equivocada, matar a Bradford me hizo sentir como si hubiera consumido una droga, sí, estaba preocupada y nerviosa por lo que dirían mis padres pero no porque lo había matado y luego… Dios ese hombre, una estúpida sonrisa se forma en mi rostro y tengo que borrarla de inmediato, aunque creo que capture la mirada curiosa de mi mejor amiga.
Apenas si escuchó algo de lo que Collins dice, mi cabeza le está dando vueltas a todo lo ocurrido. No me comí el desayuno que me hizo, maldita sea, el primer hombre que me prepara el desayuno sin haber recibido sexo y no me lo comí. ¿Quién es? Dijo que debía hacer como si no lo conociera ¿por qué? Maldita sea son tantas preguntas que me rondan… pasó mis dedos por mi mentón y muerdo mi labio, él tomaba mi mentón. Dios. Voy a enloquecer si sigo así.
La reunión termina y no escuche una mierda, mamá se acerca a mí y vuelve a tomar mi rostro, asegurándose de qué estoy bien.
— Si voy a cenar mañana ¿te tranquilizará? – preguntó mirándola.
— Está bien, pero llama cuando vuelvas a casa – dijo con el rostro serio, asiento con la cabeza. – ¿Te quedaras? – miró un momento en dirección a Collins. – Parece que sí – suspira. – Llámame si algo pasa.
— Lo haré mamá – le doy un besó y papá la acompaña al hospital.
Meto las manos en mi sudadera y siento la nota que metí apresurado, “ten lindo día ricitos, recuerda, no me conoces” ¿qué hombre se había preocupado por hacer eso antes? Quisiera al menos recordar cómo acabó la noche. Necesito seguir mis pasos para poder recordar en qué maldito momento me quedé dormida. Pero antes, quiero saber qué es lo que pasará con Bradford, así que voy directo al ascensor y presiono el último piso.
Enfrentarme a Sebastian Collins después de qué solamente me usara para un fin, es bastante difícil, sé qué en algún momento me amo, no como lo llegue a amar yo… las cosas pasan por algo, sé qué este año él no la ha pasado bien y he querido volver con él, pero no me rebajare de nuevo. Sí él quiere hacer algo de nuevo, él tiene que venir y arrastrarse por mí, me merezco que pongan todo a mis pies, que me cumplan mis caprichos y que se interesen por mí de verdad. No aceptaré migajas está vez, el que Sebastian Collins me jodiera de ese modo no me derrumbo, me hizo ver que yo debo estar en la cima y debo ver a todos debajo de mí, al menos no en estatura pero si en ego, en poder, en muchas cosas.
Las puertas se abren y camino directo a la oficina de Sebastian, está solo, tiene las persianas levantadas y hay una enorme vista de toda su oficina, me mira cuando me acercó a la puerta y se adelanta a abrirla, una sonrisa se le forma y sus ojos brillan al verme, hace un año me hubiera gustado ver está reacción. Entró y miró todo lo qué está formando del caso, cierra las persianas y me acerco a su pizarra.
— ¿Qué tienes del caso? – me senté sobre su sofá y lo miré.
— ¿Quieres ser parte del caso?
Aún me lo cuestiono, ¿qué tan descabellado será?
— No lo sé, pero aún así, sigamos que de cierta forma era mi novio y quiero saber qué pasó con él – lo miró y veo la furia iluminar sus ojos, sonrió, me encanta saber que aún tengo ese efecto en él.
— Sabes que al ser su novia eres sospechosa – se cruza de brazos frente a mí. Quiere intimidarme, suerte con ello.
— Revisame – extiendo mis manos. – Pero, dime algo Sebastian, ¿de verdad me crees capaz de matar a alguien? Apenas si sé tomar un arma, ¿voy a estar haciendo eso?
Su mirada se suaviza un poco, me rió y él puso los ojos en blanco. Tengo al menos eso a mi favor, para ser policía debes usar armas y a mí no me gusta eso.
— El cuerpo fue encontrado a las 7:46 de la mañana.
— Dicen que lo encontraste tú o más bien que fue enviado a ti.
— Lo fue, tenía esto escrito en lo que parecía ser su torso – me muestra una de las primeras fotografías. Su apellido está marcado en la piel de Bradford. – Fue personal, de alguna forma.
Me da el resto de fotografías y busco una, el corte que le hice, con la que se ahogó en su sangre, cuando la tengo, me sorprende saber que siguió el patrón de mi corte. Le cortó la cabeza en ese mismo ángulo, interesante. Cada uno de los cortes es diferente, simulando que lo hicieron diferentes personas, el único patrón que siguió fue el mío, no es su primer asesinato pero eso me lleva a lo qué me dijo “no me conoces” entrego esto a Collins. ¿Estará relacionado a él? Joder, todo el mundo está relacionado con el hombre que tengo frente a mí.
— ¿Dónde fue encontrado?
— ¿Recuerdas esa casa del lago a la que te lleve una vez?
¿Qué? Mi misterioso hombre lo conoce entonces. Ahora estoy entendiendo porque dijo “no me conoces” mi pulso se acelera ¿significa que lo veré de nuevo? Dios, espero que sí.
— Tienes muchos enemigos – susurró y le entregó las fotografías.
— Siempre los he tenido – se acerca a mí y no retrocedo. – Quiero que seas parte del caso, eres la mejor perfiladora y además, me gustaría tenerte cerca. Me haces bien – susurra mirándome.
— Y tú a mí me haces mal – doy un pasó hacía atrás. – Ahórrate la palabrería, sí quieres mi atención de nuevo, vanas palabras no funcionaran está vez – le doy un guiño. – Si sabes algo más, sabes dónde encontrarme.
Salgo de su oficina. Tengo hambre, no debí haber salido de ese modo de mi departamento, maldita sea. Al salir del ascensor veo a Kylie e Isidoro que vienen conmigo.
— ¿Ya se reconciliaron? – dijo Isidoro con una sonrisa.
— Eso no pasará – dije mientras caminábamos a la salida.
— No entiendo porque, ¿has visto la forma en la que te mira? Opino que deberías darle…
— Le daré la oportunidad hasta qué él se arrastre por mí – les sonreí y subí al primer taxi que me hizo la parada. – Los amo, pero no me jodan con el mismo tema.
Sacó mi teléfono y… tengo un mensaje de texto pero no tiene ni un solo número, nada.
Mi pulso se dispara. Fue enviado en la mañana, antes de despertar. Maldita sea, un psicópata tiene mi número de teléfono… bueno, dicho psicópata me dejó en la cama, lavo mi ropa, me hizo el desayuno y cubrió mi asesinato. ¿Un psicópata o un caballero? Que complicado.
La casa de mis padres es una mansión enorme ubicada en la zona rica, amaba estar ahí, pero quería mi espacio, necesitaba estar solo. Apenas tengo dos meses viviendo aquí pero me gusta, justo los dos meses en los que llevaba saliendo con Bradford, maldita sea, parecía buen sujeto pero resultó un imbécil, debí escoger a Gordon. Pero bueno siempre elijo a los peores. Llegó a uno de los edificios que están justo en la playa, son carísimos pero puedo presumir que tengo un piso en la playa y claro que soy hija única con padres ricos.
Cuando entró, recuerdo mi auto, así que primero voy a mi estacionamiento y veo mi auto intacto, tampoco es que pensaba que lo robaría, no sé qué pensaba. Cuando subo al auto percibo una fragancia que me embriago la noche anterior, se quedo intacto aquí y vuelvo a detallarlo en mi cabeza, el cabello n***o, tenía dos cicatrices en el rostro uno que abarca sus labios y otro en el pomulo, pero lo hacen ver tan sexy, esos ojos negros qué te impactan como una bala y su voz, podía sentir como mi cuerpo vibraba con solo escuchar su voz, sus manos siempre tuvieron guantes y me preguntó cómo sería su tacto, cada movimiento controlado. ¿Cómo será besarlo? ¿Será igual de controlado? Maldita sea, qué cosas estoy pensando ni el nombre del sujeto sé.
Abro la guantera y veo una caja de chocolates, yo no deje esto aquí. Sacó la caja y veo otra nota pegada a está, “no pienses en lo ocurrido ricitos :)” tengo una maldita sonrisa estúpida, abro la caja y veo que son corazones de chocolate. Es chocolate amargo, justo como pienso que sus labios sabrían y podría degustarlo, hasta entonces, saqué un chocolate y lo metí a mi boca. Malditamente delicioso. Pensó en cada detalle para que no pensara en el sujeto que asesine y creo que las cosas deben mantenerse así, aunque él no sepa que me dedico a esto, debería mantenerlo así y poner un punto final a todo, porque sí algo sé bien, es que la verdad sale a la luz tarde o temprano y si se descubre que yo lo asesine no tendré ni con qué defenderme por estar involucrado en el caso.
Saco la caja de chocolates y voy a mi departamento, voy a la cocina para calentar el desayuno que me preparó mi misterioso hombre. Sacó la ropa de la secadora y la llevó a mi cama, realmente se le quitó la sangre, sé que la sangre es difícil de quitar en la ropa. Me cambio de ropa y voy a la cocina a poner todo sobre la barra, preparó mi café y tomó otro corazón de chocolate, es así cómo él debe saber.
Las posibilidades de verlo son nulas, tengo 24 años y aún no sé qué hacer de mi jodida existencia, aunque la conversación de ayer me motivó bastante. Tengo las mejores calificaciones y si no fuera porque terminé con Sebastian Collins, pude ser perfiladora en el FBI y así subir a las grandes ligas. Tal vez, no pueda estar en ninguna unidad pero pueda estar en la Academia.
“Eres joven quieres experimentar aventuras, quieres probar de todo, caerte y volverte a levantar, aunque tengas una carga en tus hombros tienes en claro que no quieres seguir el camino trazado para ti, quieres crear tu propio camino y enfrentar todo a tu manera, aunque sea peligroso…”
Tomo mi laptop y empiezo a redactar mi solicitud para unirme a la Academia, las referencias que pondré son mi padre, Kylie e Isidoro, son los mejores policías que pueden decir mi buen trabajo, adjunto el examen psicologico que me hizo mi madre hace menos de seis meses y sin dudarlo más doy en enviar. No tengo nada que perder y seguiré analizando a los asesinos en serie que estén activos.
Observo mi balcón, dónde tengo mis pinturas y mi cuaderno de dibujo, me acercó y lo tomó, sí nunca podré verlo de nuevo, tal vez pueda dibujarlo. Mi misterioso caballero de ojos tormenta, una sonrisa se dibuja en mi rostro mientras empiezo a trazar cada una de sus facciones, la forma en la que me miraba, me sonreía, la forma en la que me hizo sentir, algo que nadie en mi vida pudo lograr hacerme sentir… yo misma. He seguido un camino trazado, tratando de lograr algo que me parece inalcanzable. Soy diferente a todos ellos y por primera vez, cuando asesiné a Bradford me sentí tan bien y cuando ese hombre llegó a mi lado fue todo tan perfecto.
Cuando lo observo, trazado en mi lienzo, se ve casi tan perfecto pero nada le hace comparación, ni siquiera esto. Tocan a mi puerta y por un momento la idea de que sea él me hace casi correr para abrir la puerta, pero mi esperanza se esfuma al ver a mis padres.
— Vaya, al menos finge que nos quieres – dijo mi madre y sonrió un poco.
— ¿Esperabas a alguien? – dijo mi padre al entrar.
Tal vez…
— No, que va – miró a mamá en la cocina dejando la cena. – ¿Qué hacen aquí?
— Ya qué no quieres ir a casa, estaremos aquí, al menos para la cena – dijo mi madre y me acercó a darle un beso en la mejilla.
— Gracias, te amo mamá – sonrió mirándola. – Pero nadie entrará en mi casa a matarme.
— No lo sabes – se quitó el abrigo. – Iré al baño.
Su perfecta excusa para ver que toda mi casa está ordenada.
— Envie una solicitud para la Academia – dije mientras sacaba los platos. – Te puse de referencia.
— ¿De verdad? – dijo con un gran brillo en los ojos, asentí con la cabeza y me abrazó. – Estoy feliz por ti, espero que esto sea lo que necesites y buscas, cariño.
— Eso espero papá – lo miró. – Me quiero alejar de aquí un tiempo – suspiró y él asiente con la cabeza. – De todo, no le digas nada a mamá hasta tener la confirmación.
— No te preocupes.
Mamá regresó y no dijo nada, por un momento los miré a los dos juntos, disfrutando de esto en familia. No soy su hija biológica, pero me aman como si lo fuera y yo los amo como si fueran mis padres, somos una familia y eso es lo único que importa.
— Entonces, Sebastian hoy estuvo de un humor bastante favorable, a pesar de todo – dijo Noah mientras servía más vino.
— Era obvio, cada vez que veía a quién se le acerca a Brooke lo quiere matar – dijo Clara con una sonrisa. – Nunca vi ese lado en él a decir verdad, es un maldito celoso – me miró un momento. – ¿Cómo te sentiste con él hoy?
A pesar de todo y de qué básicamente es el jefe de mi padre, nadie lo sabe, no saben qué fue lo que pasó con Sebastian y no necesitan saberlo.
— Sí él hace los méritos, tal vez – saque la caja de chocolates. – Un corazón de chocolate, para endulzar la noche.
— Y el asesianto – sonrió Clara.
Mamá tiene un sentido del humor retorcido, pero es cierto.
Él endulzo mi asesinato…