Analu Cuando me encuentro con mi prima, ella dice: —¡Cuéntame toooodo! —¡Cuéntalo tú! —Oh, tuve sexo como si no hubiera un mañana, pero el mañana llegó y ahora tengo la —periquita—irritada —dice y le sonrío. —Dios mío, Paty... —digo, todavía sintiendo mi cabeza girar. —Vamos, no me digas que no estás igual. Un hombre de ese tamaño, su pene debe ser gigantesco. —Sí, lo es, pero estaba borracha anoche y llegué al hotel dormida. Desperté con una resaca terrible. En resumen, Santiago me respetó y no pasó nada —digo, sonriendo como una tonta al recordar cómo cuidó de mí con tanto cariño. —¡No puedo creerlo! —Pero puedes creerlo —digo. Llegamos a casa, le contamos nuestra noche a mi tía y a la madre de Paty, luego subo rápidamente a mi habitación para dormir un poco más después de toma