Analu Me uno a la enorme familia reunida en la mesa y faltan pocos minutos para el año nuevo. Todos están preparando champán, sidra, copas y todo lo necesario para recibir con los brazos abiertos el nuevo año que comienza. —¡Solo falta un minuto! —dice uno de los tíos de Santiago. Pronto las familias se unen. Tía, tío, hijo, y tímidamente me acerco a Santiago, quien pasa sus brazos por mi hombro y me abraza. Cinco, cuatro, tres, dos, uno… —¡Feliz año nuevo! —Todos dicen al mismo tiempo y se abrazan. Mis ojos se llenan de lágrimas al ver los fuegos artificiales que suelta el tío de Santiago. Cierro los ojos y fijo mi mente en mi abuela, pido que descanse en paz, siga su camino y que yo estaré bien. «Voy a arreglármelas sola, abuela, me he convertido en una gran mujer gracias a ti y d