Analu
Al despertar escucho voces que vienen de la sala o de la cocina, todavía estoy somnolienta y no logro distinguir bien de dónde viene el sonido.
¿Mi abuela tiene visita a estas horas?
La curiosidad me atrapa y me levanto tal como estoy, toda arrugada y despeinada. Al llegar a la sala, la escena que veo me deja totalmente incrédula, mi abuela y Santiago están sentados en el sofá tomando café.
—Buenos días, Ana Lucía. Me alegra reencontrarme con mi mejor empleada —dice sonriendo, pero una sonrisa que me causa miedo.
—¡Oh, hija mía! Qué bueno que despertaste, mira quién vino a visitarte —Mi abuela habla con toda su inocencia.
Asustada e impactada digo:
—¿Qué haces aquí?
Con la misma sonrisa en el rostro él dice:
—Tuve un viaje maravilloso, digamos que placentero, y me gustaría s
