Analu Decido parar en la plaza cercana a la casa de Santiago para poder esperar que pase el tiempo, no quiero llegar a casa ahora, si no mi abuela se extrañará. Me siento en el parque y busco mi celular en mi bolso y no lo encuentro, lo busco en todos los espacios posibles y no está aquí. —No puedo creer que perdí mi celular. Con las manos en la frente, intento recordar cuándo fue la última vez que lo usé y sí, fue en la cocina, lo dejé cargando cerca de la nevera. «Ana Lucía, eres tonta, ¿cómo olvidas el celular?» Y lo peor es que tendré que ir a buscarlo, no puedo quedarme sin él. El tiempo empieza a oscurecer y a ponerse más oscuro, no porque sea de noche, sino porque amenaza con caer una fuerte lluvia. Regreso allí con grandes zancadas, la puerta todavía está como la dejé, señal