Analu
Al llegar a Río de Janeiro fuimos directo a su coche que estaba en el estacionamiento del aeropuerto, según Santiago, él lo dejó allí para que cuando llegara tuviera acceso inmediato al mismo. Por eso, pido que Santiago me lleve a casa, ya que él quería que fuera directamente a su casa.
—¡No, Santiago! Necesito ir a casa, necesito este momento, ¿entiendes?
—¡Claro que sí, pantera! Pero cuando quieras venir aquí, llámame. ¿De acuerdo?
—Está bien, ¡gracias!
Con un gesto de gratitud por haber hecho mi viaje más interesante, acaricio suavemente sus brazos hasta su mano, él agarra gentilmente la mía y le da un beso.
—¡Cuídate, mi hermosa!
Le doy una breve sonrisa y salgo del coche con mis maletas en las manos. Lentamente busco las llaves en mi bolso de mano y abro la puerta. Respir
