Faltando doce minutos para las tres de la mañana, las camionetas blindadas salieron del estacionamiento del FBI. El anuncio de neón de Infinity Deluxe brillaba desde la distancia como un faro en alta mar. Gianna apretaba sus manos y Derek el arma entre sus piernas. No debían ir. No tenían el conocimiento táctico para ejecutar una acción como esa. Ambos eran los pasantes que llevaban los cafés y enviaban los documentos importantes. Antes de ese día no habían sujetado un arma en las manos ni estaban en una escena. Era horrible que Madison los llevara allá, pero ella los quería preparados para cualquier inconveniente. No importaba si arriesgaba sus vidas. Si querían pertenecer al equipo de Madison, debían aprender a correr los mismos riesgos. Sus vidas no eran simples, sencillas ni aburridas.