Pov Alyssa
Llego al departamento que rente por un mes mientras lograba entrar a trabajar con los de la O y parece que desperdicie mi dinero. Fue más fácil de lo que creí, hago mis maletas, ando lo necesario, solo ropa, lo demás, la vida me lo da a lo largo del tiempo, aprendí a no atarme a nada y menos a nadie. Termino de empacar y llevo mis maletas a mi auto, y emprendo mi viaje a ese pueblo y reserva que para mí no trae nada bueno. Una lágrima rueda por una de mis mejillas, por una mala decisión de mi vida que fue casarme con ese psicópata, no pude estar presente en el funeral de mis padres y todo lo que he hecho ha tenido que ser a escondidas para que nadie sepa de mí y quien soy en realidad. Limpio esa lágrima intrusa y respiro, no tengo tiempo para sentimentalismos, debo ser fuerte por ellos, por mis padres.
Llego a la reserva y un sentimiento de Odio llena mi pecho, este lugar solo trajo desgracia a mi familia, veo a un guarda y me presento.
Buenas tardes, soy Alyssa Miranda, la nueva supervisora del lugar, vengo a ocupar mi sitio para empezar a trabajar mañana mismo— el joven revisa los papeles y afirma dejándome entrar— Sabe donde está mi cabaña.
La suya está al final del camino de la derecha, es donde está las áreas de los empleados del sitio, la última— me dice muy amablemente, parece buen chico y joven— no se perderá.
Agradezco amablemente, puedo ser así si lo quiero o una gran perra, si el que está enfrente de mí lo amerita. Sigo mi camino y veo las cabañas, me dijo que la mía sería la última, así que voy a ella, ayer me entregaron las llaves de esta cabaña, de las oficinas y todo lo que necesito hasta las llaves de la cabaña de su hijo, me molesta hacer de niñera, pero tocara, con él no pretendo ser amable. Por qué lo sería, cuando vine, la única vez que lo hice, él no lo fue conmigo, dudo que me reconozca, era más delgada, bueno, digamos que mis atributos aún no habían salido a la luz, y tenía el pelo corto, en ese tiempo me teñía el cabello de rojo, eso quedo atrás hace mucho.
Parqueo mi auto y me bajo de este y lo veo, estoy segura de que es él, sin camisa y está hablando por teléfono y viene en mi dirección, está molesto, pues si se mete en mi camino más molesto estará. Saco mis maletas y abro la puerta de mi nueva casa, está amueblada, siempre es así, meto dos maletas. Cuando llegue a mi casa me cambie y me puse un short a medio muslo de largo café claro con bolsas a los lados, es mi estilo, ajustados, con una blusa de mangas cortas, cuello redondo ajustada a mi cuerpo y mis inseparables zapatos de montaña. Vuelvo a salir por la última maleta, cuando me doy vuelta lo veo de pie muy cerca de mí, viéndome con cara de pocos amigos, ven lo que les digo es un niño riquillo, que solo sabe hacer rabietas.
Me puedes explicar como está eso de que eres la nueva supervisora de la reserva— me ve y como siempre me mira de arriba abajo, hombres hormonales de mierda, se queda más tiempo de lo necesario en mi busto y piernas— quien te nombro y por qué vienes sin avisarme a mí.
Yo a ti no te debo ninguna explicación si tienes alguna duda, llama a tus papitos niño malcriado— me intento dar media vuelta, pero me lo impide agarrando mi brazo, veo con molestia su mano en esa zona y me doy vuelta nuevamente para encararlo— suéltame y nunca me pongas un puto dedo encima, si no quieres perderlo. Oíste o te lo explico mejor, ocupas una muestra por qué puedo dártela ya.
Él me suelta de inmediato y yo hago como que me limpio donde toco con asco, no soporto que un hombre me toque, mi repudio es bastante alto a ellos.
Yo mando en este lugar —me dice con molestia y sacando pecho que debo aceptar, tiene bien trabajado, pero me vale hay mejores y tampoco he caído a ellos— y es un hecho que me debes dar explicaciones y no soy ningún niño malcriado, soy un adulto por sino lo ves.
Me rio en su cara en serio que se ve tan ridículo jugando de cavernícola, el engreído este, él se molesta más y a mi más risa me da, es tan tonto, que es tan fácil de exasperar. Cuando me calmo de mi risa, empiezo a respirar, ya me duele el estómago y él no ha dicho nada más, está esperando demasiado paciente para mi gusto, de hecho parece que le dio gracia por qué hace a reírse, es tonto en serio.
Eras, te informo que eras el que mandaba en este lugar —me enderezó y saco pecho yo, ambos podemos jugar el mismo juego, pero a mí me funciona mejor, él no puede evitar ver mis senos y esa es mi arma más fuerte, los desconcentra y pierden la batalla siempre— ahora la que manda soy yo. Incluso a ti, no solo me contrataron tus padres - doy énfasis a la palabra tus para que le quede claro— para ser la supervisora, jefe y su superior, ahora yo te superviso y te mando a ti, como te quedo el ojo. Ellos fueron muy claros en no tener consideraciones por ser su hijo y como ves es algo que para mí es pan comido. ¿Ahora te quitas? Me estás estorbando y quitando mi tiempo y no soy de perderlo como otros.
Lo empujo y paso por su lado antes una mirada incrédula del cretino, este, vamos como se le ocurre que va a venir a imponérseme a mí, como un cavernícola en la época de las cavernas “Yo quiero, yo exijo”, menudo patán de mierda, esos son mi especialidad en tratar para bajar de su nube de porquería. Creen que por ser hijos de millonarios y tener cara bonita van a tratar a los demás como si fueran sus esclavos. Vamos, la esclavitud término hace años y la liberación femenina se dio hace mucho también.
Entro a mi cabaña y le sierro la puerta casi tirada, en tu cara cretino, me doy media vuelta y sigo como si nada hubiera pasado, es que esto no me quitara la paz, ni me sacara de mi enfoque, no estoy para perder tiempo y menos con este que se cree el dueño del mundo. Lo veo darse media vuelta, he irse, ven esta batalla la gané yo, punto para mí. Empiezo a desempacar y acomodar todo en su lugar, me gusta el orden, soy meticulosa y es parte de mi vida saber donde está todo y cada cosa en su lugar.