Después de una larga noche, siendo ya las 7 de la mañana dejo de moverse dentro de mi, soltó un jadeo intenso al venirse nuevamente, yo solo tenía la cara a un lado con los ojos cerrados, este se recostó y saboreo sus labios con mi sangre, miraba como estaba yo a su lado con esa maldita sonrisa, hervía en furia al revivir nuevamente ese trauma de mi infancia.
Mi cuerpo tenía marcas y moretones por todos lados, parecía que estaba completamente destruida por toda esa noche de brutal pasión, llore en silencio no pude contener mis lágrimas, el trauma volvió a mi, queria moverme pee no podía.
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Me dio cuenta de lo mucho que le había hecho daño, la mire con una sonrisa de satisfacción y crueldad no dije nada por el momento solo segui mirándola con ojos diabólicos. - Fue una gran noche..... mi dulce esposa -. No daba señal de arrepentimiento, me sentía feliz por tener una esposa sumisa y amable.
Ella no me miró, solo observo el techo llorando en silencio. - Te juro que lo pagaras muy caro, te haré suplicar por lo que más amas -.
Su voz era fría y cortan, lo dijo en voz baja, la mire con seriedad al escuchar sus palabras y tono de voz. - ¿Me vas hacer sufrir? -. Solté una leve risa, me causaba gracia sus amenaza. - ¿crees que me vas a ser sufrir... A mi.... Que soy un psicópata asesino qué mata sin piedad y no sentír arrepentimiento?-. Le sonreí macabramente mientras la miraba.
Se empezó a reír como loca, la mire con confusión no mostraba una pizca de miedo, por alguna razón sentí algo ante esa reacción de ella, me miró con una sonrisa siniestra su voz se volvió suave pero amenazante . - Tu tampoco sabes quien era antes, no eres el único asesino en esta habitación , yo también mato sin piedad alguna -.
La mire directamente a sus ojos, esos ojos qué reflejaba maldad en ellos, me sentí atraído ante su humor siniestro, estaba tan sorprendido qué no sabía cómo responder a eso, nunca me imagine que tenía esa maldad dentro de ella.
La seguí observando a los ojos, la forma en que me miraba con intensidad, brillaban y reflejaban ese instinto ers muy intenso, no puede contener a acercarme a ella y la bese con intensidad, estaba emocionado de que mi esposa era malvada y perversa igual que yo, ese era mi tipo y por fin la encontré, la levanté y la senté encima de mi sin dejarla de besarla y acariciarla, me dieron ganas nuevamente de tener sexo con ella.
Me empujaba pero yo no la dejaba, la pegaba más a mi, la sujete con fuerza su espalda y su cuello, la deseaba más con ganas, era perfecta para mi, digna de ser mi esposa y al principio pensaba tenerla para satisfacerme cuando lo necesitará pero ahora la quería como algo más.