Pero esta puerta era diferente: también parecía ser un lugar de reunión. Una gran multitud se amontonaba a su alrededor y muy arriba, encima de una pequeña plataforma, un guardia sostenía un látigo. Caitlin se sorprendió al ver que un hombre, encadenado y apenas vestido, estaba atado a un poste de flagelación. El guardia lo azotaba una y otra vez mientras toda la multitud vitoreaba y lanzaba gritos de exclamación. Caitlin examinó los rostros de la multitud y no podía creer lo indiferentes que se veían, como si se tratara de un hecho cotidiano ordinario, como si fuera una forma popular de entretenimiento. Le enfureció la barbarie de esta sociedad y le dio un codazo a Caleb. También la escena lo tenía impactado, y lo tomó de la mano y corrió a través de la puerta para evitar mirar más. Temí