17 de julio de 2009 Querido diario, Las acampadas en familia siempre se convierten en mis momentos favoritos. Hay algo mágico en reunirnos alrededor de una fogata, el aire fresco de la noche mezclándose con el aroma de las salchichas asadas. Las llamas danzantes proyectan sombras juguetonas sobre nuestros rostros, creando un ambiente perfecto para compartir historias. Y las historias de terror, ¡ah! Son lo mejor de la noche, aunque tengo que admitir que algunas veces prefiero las que son un poco menos espeluznantes. Excepto las de Anya. Ella tiene un talento especial para elegir las que garantizan que estaré revisando debajo de mi cama durante semanas. Aunque intente actuar valiente, sus historias me hacen desear tener una linterna encendida toda la noche. Espero que podamos planear má