Confesiones a la Luna

Capítulo 15

10 de diciembre de 2017

Querido diario,

Anoche fuimos a bailar y fue una experiencia increíble. La música, las luces, la energía de la gente a nuestro alrededor, todo contribuyó a una noche llena de diversión y libertad. Bailamos sin parar, perdiéndonos en los ritmos y dejando atrás todas nuestras preocupaciones. Fue una liberación necesaria, una forma de olvidarme del mundo por un momento.

Elis conoció a un chico de otra escuela. Era un poco mayor que nosotros, pero desde el principio, hubo una química obvia entre ellos. Jackson y yo observamos cómo se desarrollaba su coqueteo, intercambiando sonrisas cómplices. El chico parecía genuino y amable, y nos cayó bien a ambos.

Después de esa llamada con Owen, había decidido que no permitiría que lo sucedido me afectara más de lo debido. No dejaría que el miedo me paralizara otra vez. Me di cuenta de que podía estar bien sin él, que mi vida podía seguir adelante.

Jackson ha sido un novio maravilloso. Es todo lo que cualquier chica podría desear: atento, dulce, cariñoso. Me hace sentir querida y valorada, y su presencia ha sido un gran apoyo en estos tiempos de cambio.

Sin embargo, últimamente ha estado un poco insistente en querer llevar nuestra relación más allá de solo besos. No me siento preparada para eso aún, y se lo he hecho saber. Afortunadamente, Jackson respeta mis sentimientos y mi decisión, lo cual solo me hace apreciarlo más. Esa consideración y respeto son cualidades que valoro enormemente en él.

Aunque a veces mi mente se desvía hacia el pasado, hacia lo que fue y lo que podría haber sido con Owen, estoy aprendiendo a vivir en el presente, a apreciar lo que tengo aquí y ahora. Jackson es parte de ese presente, una fuente de alegría y estabilidad.

Con cariño, Grace.

Owen

Allí estaba yo, sentado en la sala de Rafe, con Dan y la madre de Grace acompañándonos. El aire estaba cargado de tensión, y yo sentía cada mirada dirigida hacia mí, cada una cargada con un peso de juicio y expectativa.

—Tómalo con calma, ¿quieres? —me estaba diciendo Rafe, su voz era un intento de calmar las aguas turbulentas que me rodeaban.

—¿Por qué se fue? —pregunté nuevamente, esforzándome por mantener mi voz y mi ira bajo control. Necesitaba respuestas, algo que diera sentido a la confusión que me consumía.

—Fue por tu última carta, —dijo la mamá de Grace, su voz llena de una mezcla de tristeza y reproche, mientras me extendía la carta que yo había escrito.

—Ya sé lo que dice esa carta... —murmuré entre dientes, intentando controlar la frustración que crecía dentro de mí. Mis propias palabras, escritas con tanto amor y esperanza, habían desencadenado todo esto.

—¿Y aun así tienes el coraje de venir a mi casa a preguntar por ella? —respondió ella con un bufido burlón, su tono lleno de incredulidad y desdén.

—¿Qué tan malo puede ser que le haya confesado lo que siento? —pregunté, sintiendo cómo la ira se agitaba dentro de mí. No podía entender cómo mis palabras de amor podrían haber causado tanto daño.

—No lo puedo creer, —murmuró ella con desdén.

—Grace tenía sentimientos por ti, Owen... —intervino el padre de Dan, su voz llena de una tristeza resignada.

—Es que no comprendo, ¿cómo puede ser que se haya ido si sentía algo por mí? —dije, levantándome de golpe, incapaz de quedarme sentado con la tormenta de emociones que me azotaba.

—¡Eres un descarado! —gritó la mamá de Grace, poniéndose de pie para enfrentarme. —¡Le dices que encontraste a tu compañera, que no era ella! ¿Y piensas que ella se quedaría feliz?

—¿Qué? —pregunté, quedándome completamente en shock. Las palabras me golpearon como un tren a toda velocidad, dejándome sin aliento y confundido.

—Lee tus propias palabras, —dijo ella, empujando la carta hacia mí golpeando mi pecho.

Confundido y angustiado, sostuve la carta que había sido entregada a Grace. Mi mente luchaba por entender cómo las palabras que yo había escrito con tanto cuidado y amor habían sido transformadas en algo tan hiriente y frío.

—Yo... yo no escribí esto, —dije, mi voz temblorosa por la emoción. —Esta no es la carta que le envié a Grace.

La mamá de Grace me miró con escepticismo, su expresión era una mezcla de incredulidad y dolor.

—Entonces, ¿qué escribiste, Owen? ¿Cómo puedes explicar esto?

Tomé una respiración profunda, tratando de calmar el torbellino de emociones que me asaltaban.

—En mi carta, le decía a Grace... le decía que ella era mi compañera. Que lo supe desde el día que la conocí, y que, con Tyr ahora despierto, estaba seguro de ello.

Todos en la sala intercambiaron miradas de sorpresa y confusión.

—Le escribí sobre el vínculo que compartimos, sobre cómo ese beso cambió todo para mí. Nunca dije que había encontrado a otra compañera. Todo lo contrario, le expresé cuánto la quería y que no podía ni quería esperar más tiempo para estar con ella, —continué, sintiendo cómo mi voz se quebraba por la emoción.

La sala quedó en un silencio tenso mientras procesaban mis palabras. La mamá de Grace me miraba fijamente, tratando de discernir si decía la verdad.

—No tengo idea de cómo esta carta terminó siendo tan diferente de lo que yo escribí, —dije, sintiendo una mezcla de desesperación y desesperanza. —Pero lo que recibió Grace... eso no vino de mí.

Rafe, que había estado en silencio hasta ahora, se inclinó hacia adelante.

—Esto es grave, Owen. Si lo que dices es cierto, alguien manipuló tu carta. Necesitamos averiguar quién, cómo y por qué.

Miré a la carta en mis manos, sintiendo un peso inmenso en mi corazón. Había venido aquí buscando respuestas, esperando de alguna manera reconectar con Grace. En cambio, me encontraba en medio de un misterio que parecía alejarla aún más de mí.

La idea de que alguien hubiera intervenido de esta manera, cambiando el curso de nuestras vidas, era algo que no podía empezar a entender. Todo lo que sabía era que tenía que encontrar la manera de hacerle llegar la verdad a Grace, de alguna manera.

El sonido del teléfono rompió el tenso silencio de la sala, haciendo que todos dirigiéramos nuestra atención hacia él. La madre de Grace, con una expresión de nerviosismo que transformaba su rostro habitualmente sereno, se levantó lentamente para atender la llamada.

—Atiende, —dijo Rafe con voz firme, observándola mientras se acercaba al teléfono con pasos medidos, como si cada paso llevara un peso.

Ella levantó el auricular con manos que temblaban ligeramente. Hubo unos segundos de silencio antes de que ella hablara.

—Grace, cariño, —dijo, su voz revelando una mezcla de alivio y preocupación.

En ese momento, salí de mi estado de shock y me moví rápidamente hacia ella, impulsado por la necesidad de hablar con Grace. Sin pensarlo, le arrebaté el teléfono de la mano.

Al otro lado de la línea, escuché la voz de Grace. Se oía alegre, despreocupada, una realidad tan diferente de la que yo estaba viviendo en ese momento.

—Basta Jackson, para ya, —dijo ella entre risas, seguido por el sonido ruidoso de un beso.

—Espero que eso no haya sido un beso, —gruñí, sin poder contener la oleada de celos y frustración que me invadió al escuchar ese sonido.

—¿Qué pasa princesa? —preguntó el chico, su voz clara y jovial a través del teléfono.

—¿¡Princesa!? Grace, ¿qué mierda está pasando? —dije, mi voz teñida de furia y desconcierto. No podía entender cómo había pasado de ser su compañero a escucharla con otro chico.

La madre de Grace intentó quitarme el teléfono, su voz mezcla de sorpresa y angustia.

—Devuélveme el teléfono, —dijo, tratando de recuperar el control de la situación.

Pero estaba más allá de la razón en ese momento.

—Grace, si ese chico te toca una sola vez más, está muerto, ¿lo entiendes? —grité, dejando que mi ira y mi instinto protector se desbordaran.

Con el teléfono aún en mi mano, sentí a Tyr agitándose en mi interior, su furia palpitando en sintonía con mi propia frustración y confusión. Retrocedí un paso, tratando desesperadamente de mantener bajo control la tormenta que se estaba desatando dentro de mí.

"Tienes que calmarte, Tyr," le dije mentalmente, sintiendo cómo su ira y desesperación amenazaban con desbordarse.

"¿Calmarme? ¡Escuchaste lo que está pasando!" rugió Tyr en mi mente. "Ese chico... ¡está con Grace! Después de todo este tiempo, ¡y la tienes ahí, riéndose con él!"

"Sé lo que he escuchado, Tyr, pero no podemos perder la cabeza," intenté razonar con él, aunque cada fibra de mi ser resonaba con su indignación. "Perder el control no nos ayudará a recuperar a Grace."

"¡Deberíamos estar allí ahora! ¡Deberíamos ir por ella, mostrarle que somos su compañero verdadero!" La furia de Tyr era casi tangible, un torbellino de emociones que luchaba por salir.

"No podemos simplemente ir y arrastrarla de vuelta. Eso no es lo que ella necesita, ni lo que merece," contesté, aunque la idea de Grace con otro me estaba desgarrando por dentro.

"¡Ella es nuestra compañera! ¡No puedo soportar la idea de que otro la toque!" su voz era un gruñido retumbante en mi cabeza.

"Lo sé, Tyr, lo sé," dije, sintiendo cómo la desesperación y el deseo de poner mis manos sobre ese chico crecían dentro de mí. "Pero tenemos que manejar esto de la manera correcta. No podemos perder el control."

Pero Tyr estaba más allá de la razón.

"¡No puedo aguantar esto más! ¡Él no tiene derecho!" gritó, y pude sentir cómo su energía se apoderaba de mí.

En ese momento, perdí el control. La transformación comenzó, un proceso que normalmente era doloroso y lento, pero bajo la influencia de la ira de Tyr, fue rápido y furioso. Mi cuerpo se retorció y cambió, el pelo creciendo, los huesos reformándose, hasta que no quedó nada de mi forma humana y solo Tyr permanecía.

Dan, viendo lo que estaba sucediendo, actuó rápidamente. Abrió la puerta de la cocina para que pudiera salir. Con un gruñido, corrí hacia afuera, dejando atrás la casa y mis últimas reservas de control humano.

La noche me recibió con su frescura y oscuridad, un reflejo de la tormenta que rugía en mi interior. Tyr y yo éramos uno, movidos por un único propósito: encontrar a Grace y enfrentar a cualquier amenaza que se interpusiera en nuestro camino. El mundo humano, con sus normas y sus expectativas, había quedado atrás. Ahora, solo importaba el instinto primal del lobo.