Caterina Di Pietro.
Después de un desayuno descomunalmente fantástico por primera vez en esta casa, Bruno y yo nos la pasamos en la habitación. Al principio vimos películas, él se aseguró de que tomara mis píldoras como debía y luego descansé.
Para cuando desperté de mi pequeña dormitada, ya no se encontraba en el cuarto, pero por suerte tuve tiempo suficiente como para darme una ducha antes de comenzar a prepararme.
Me coloqué un jeans y una blusa negra junto a una chaqueta de cuero y botines del mismo color. A este paso no tengo idea de cómo vayan a salir las cosas en este atentado, solo sé que debo estar preparada para todo.
Al caer la noche y con treinta minutos para las ocho, bajo las escaleras hasta la sala donde los primos de Bruno, Enzo y él me están esperando. Las miradas
