Caterina Di Pietro. Aunque me he negado toda la semana a tomar asiento en esta mesa, Bruno insiste tanto que no puedo seguir dando un no como respuesta. La incomodidad se siente cuando me ven llegar, mucho más en el padre de Bruno quien me lanza miradas para nada amigables. Después de toda una semana de caos al fin tenemos algo de paz, por eso todos están desayunando juntos, aunque no les agrada verme. —¿Qué significa esto?—pregunta el Capo, dejándome en silencio mientras Bruno me abre la silla para que me siente—. Bruno… —Vinimos a desayunar—dice sin mirarlo. Después de tomar asiento junto a mí, me sirve un poco de café sin darse cuenta de lo incómodo que es esto para todos en la mesa. —¿Quieres fruta? —Claro—susurro. Enzo está frente a mí con una mujer muy hermosa. Es joven