Caterina Di Pietro. Bruno discute con su padre y eso no me da buena espina, así como tampoco los cinco hombres que están a torso desnudo, sonriéndome. Mi cuerpo me dice que esto me va a doler como nunca antes, pero también mi mente me recuerda al mismo tiempo que debo de ser fuerte. Estoy aquí por una razón, estoy entrenada, y por más que quieran no van a lograr quitarme lo que tanto me ha costado. Al mirar a mi alrededor reconozco a los otros jefes de las familias de la Cosa Nostra. Están en la ronda al pendiente de cuándo comenzará esta mierda. A algunos parece no importarle el absoluto mientras que el jefe de los Genovese pide sangre con sus ojos. —¡Peleen hasta morir!—grita Ugo Salvatore, despertando sonrisas en los que serán mis contrincantes—. ¡Comiencen! La mirada de deses