Una deliciosa sorpresa.

1368 Words
Melissa salió de la oficina de Alexis, ella se puso muy feliz, pues parecía que el sí la había reconocido, ella lo espero, a que algún día regresará, por esa invitación que una vez le hizo, pero pensó que quizá el sé aún no superaba la tristeza por la pérdida de su abuela, ella supo la triste historia, su abuela había evitado darle sufrimientos, era algo complicado, pero en ocasiones preferimos no ver sufrir a los nuestros. Mary le comenzó a explicar a Melissa el funcionamiento de la empresa, le dio la primera tarea, separar documentación, archivar, ya que Mary se estaba ahogando en un mar de documentos. -Bien, lo primero es poner orden, necesito que si son documentos ya firmados por el señor Redder, los pongas aquí, el mensajero los llevará a su destino, si no tienen su firma, vamos a llevárselos poco a poco, pues el también tiene trabajo, vamos a formar un buen equipo ya lo verás. -Así será Mary, yo te ayudaré. Las dos rápidamente se acoplaron, Melissa era muy rápida, ella no dudaba en aprender, hacer las cosas. -Melissa, ven, llevarle estos documentos al señor Redder, son lo más urgente que hay para pagar, facturas, pagos del personal. -Bien, voy ahora mismo. Alexis estaba revisando varios proyectos en su computadora, el estaba presente en cada rincón de su empresa, había encargados en cada proyecto, pero todo pasaba por el, escucho que llamaron a la puerta. -Adelante, pase. Melissa, que ya se había quitado el saco, ella se veía muy profesional, pero se notaba que estaba de un lugar para otro, pensó pobre Mary, la he explotado demasiado. -Disculpe que lo moleste, pero hay algunos documentos que necesitan su firma. -Em, si claro pasarlos. Melissa le entregó los papeles, y espero, el hojeaba y revisaba antes de firmar, Melissa lo veía, el era tan profesional, se veía tan guapo, Dios que estaba pensando, el tenía novia, concéntrate Melissa pensó. Alexis terminó, y se los entregó, le dedicó una ligera sonrisa. -Gracias Melissa, ponte de a cuerdo con Mary, para que vayas a comer algo, ya es tarde, y llevan varias horas trabajando. - Si señor. Alexis pensó en decirle que no fuese tan formal, pero sus palabras no salieron de su boca. Él había estado trabajando todo el día, Mary entró a su oficina después de tocar a la puerta. -Pase. - Señor, me retiro por el día de hoy. - Si clara Mary, de hecho ya es tarde, también debo ir a descansar, nos vemos mañana, descansa. -La señorita Melissa también se retira señor. -Si claro por supuesto, vayan a descansar. Alexis tenía duda, de en que se iría Melissa, no sabía si vivía en el pueblo de su abuela a las afueras de la ciudad, ya era tarde, lo único que podría tomar es el metro, y eso estaba retirado, pensó que mañana investigaría, quizá necesitaría salir más temprano. Él preparó todo para salir, estaba cansado, mañana llegaría muy temprano, necesitaba dejar todo arreglado antes de partir el sábado por la mañana a la casa de su abuela. Se dirigió al estacionamiento, ya casi no quedaba nadie en la empresa, siempre era el último en salir, al salir a la calle, vio a Melissa en su celular, ella estaba un poco ansiosa, se veía preocupada. Alexis detuvo la marcha de su automóvil, el conducía lo más nuevo del mercado, era un automóvil deportivo, color n***o, salió del auto y se acercó a Melissa, ella estaba sola. -En que vas a irte a casa Melissa. Ella dio un salto, se asustó, cuando escucho su nombre. -No te asustes soy yo. -Disculpe, es que no vi que venía hacia mí, lo que sucede es que mi móvil no tiene señal, por la mañana se dio un gran golpe porque tenía prisa, y creo que lo asesine. Ambos sonrieron, Melissa había tirado su móvil sin querer cuando se estaba alistando para el trabajo, estaba muy nerviosa. -Y no puedo pedir mi Uber, y no pasa ninguno por aquí. -Pero vas hasta el pueblo, o vives aquí cerca. -No, el pueblo me quedaría muy lejos, no mis padres me dejaron una casa aquí en la ciudad, es pequeña, pero práctica para mi sola, así que me queda cerca, pero no me atrevo a ir caminando, no conozco bien la ciudad, soy algo cobarde. -No tiene nada de cobarde ser precavidos, es mejor a que alguien te haga daño. Pues bien, no pienso dejarte aquí sola, vamos, voy a llevarte a casa. -No, no se moleste yo... -No es molestia, y no me hables de usted, ya nos conocíamos, o No? Melissa se puso roja como un tomate, al recordar que Alexis no había vuelto jamás, aun así ella siempre que veía algún joven pelirrojo, se emocionaba, pero nunca fue el. -Creí que no me habías reconocido, o quizá que no me recordabas. -Vamos, se hace tarde. Ambos subieron al auto, Alexis la llevo a varias cuadras adelante, no estaba nada cerca como ella decía su hogar. El camino fue un poco incómodo, Alexis no sabía cómo disculparse por no haber vuelto, y ella no quería cuestionarle tampoco. -Aquí es en la casa azul. -Bien. Alexis estacionó el auto, y bajo para abrir la puerta a Melissa. Ella se sentía como de la realeza, el era todo un caballero. Ambos sentían latir fuertemente sus corazones, algo los hacía querer estar cerca del otro, cuando el fue hacia ella para ayudar a bajar del auto, y le ofreció su mano, algo pasó en ellos, como si se hipnotizaran mutuamente. Melissa bajo del auto, y sin meditaros lo invitó a pasar. Alexis aceptó, en realidad no quería alejarse de ella, era algo extraño, pues el conocía a muchas mujeres, hermosas, pero ninguna llamaba su atención, su padre pensó que quizá era Gay, y lo aceptaba, pero Alexis le dijo que no era así. Melissa abrió la puerta de la casa, al entrar Alexis se sintió cómodo, era un lugar muy hogareño, era pequeño pero agradable. - Pasa, bienvenido a mi humilde hogar. -Es muy hermosa tu casa, es tan hogareña, es como las de las revistas, cuando llegas a casa de tus padres y te reciben con chocolate y galletas. -Pues lamento decirte que no tengo galletas. -Oh no, disculpa no esperaba que tú me dieras galletas... -Ja, ja, ja no te preocupes Relájate, digo que no tengo galletas, pero si voy a ofrecerte algo que sé que te gustará. Melissa preparó dos tazas de chocolate, y algunas rebanadas de pan de vainilla. Alexis la vio venir y se levantó de sofá para ayudarla con la charola. -No me digas que es lo que pienso. -Delicioso pan de Vainilla, el favorito de los ganadores. Alexis sonrió al verla, ella era tan natural, conversar con ella era tan sencillo, el no se había sentido así con nadie, jamás, y desde la primera vez que la vio, sintió su corazón latir desbocado. -Delicioso No? -Sabes una cosa, no había vuelto a probar el pan de Vainilla, desde ese día. Una cara de tristeza fue lo que Alexis reflejaba, Melissa supo que el recordó a su abuela. -Sabes que casi cada semana lo preparo, no hay una noche que no quiera una taza de chocolate y una rebanada de pan de vainilla. -Es la gloria. Ambos charlaron como si nunca hubiesen dejado de verse, tan natural. - Bueno, es hora de irme, mañana hay que trabajar. - Si, claro, te acompaño a la puerta, no quiero que te vayas a extraviar. Melissa reía, pues su casa era pequeña, eso no pasaría. Alexis salió de la casa, se despidió y agradeció la cena, ella había hecho algo tan sencillo por el, que significaba mucho. Antes de irse, le dijo algo. -Mañana pasaré por ti, hay mucho trabajo, aunque llegar temprano. Y se retiró, no dio tiempo a que ella se negara. Melissa cerró cuando el se fue, ella sentía su aroma aún en su casa, era tan sencillo hablar con el. Se dio un baño, y fue a dormir, pero no dejaba de pensar en el, en sus bellos ojos, su cuerpo se había hecho más musculoso con el tiempo, era tan varonil.
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