Capítulo 8

1648 Words
Mauricio me miraba a esperas de una respuesta de mi parte. Yo estaba completamente anonadada con las palabras que había dicho. ¿Realmente sería capaz de hacer lo que había dicho? ¿Por una completa desconocida? ¿Acaso él estaba tan confundido como yo, él sentía la misma necesidad de cercanía que estaba sintiendo yo por él? Me levanté y separé de él, porque necesitaba respirar algo más que su olor que no me dejaba pensar con claridad. Me estaba desviando demasiado del plan y del objetivo con el que había venido a este hotel, pero era como si nada más importara cuando estaba cerca de él. ¿Qué diablos me estaba pasando? Traté de pensar con la cabeza fría pero me era casi imposible estando en la misma habitación que él. En mi mente estaba calculando todas mis opciones, podía matarlo ahora, estábamos solos y para cuando se dieran cuenta ya abría escapado del hotel, sería un duro golpe para Aracelio, perdería a su hombre de confianza, su mano derecha. Pero... No era capaz, algo me frenaba, algo me decía que no lo hiciera. Y tal vez seguir ese motivo que me frenaba y me impedía cumplir con lo que Ben me había pedido, era la mejor opción. Porque si realmente lograba que Mauricio confiara total y ciegamente en mí él mismo me llevaría hasta Aracelio y finalmente podría acabar de una vez y por todas con el hombre que me había arrebatado a mi padre y destruido por completo mi vida. Por lo que sin querer pensar en las consecuencias que esto me podría traer con Benjamín, que sabía bien que no serían pocas , tomé mi decisión. —¿Por qué harías eso por mí? ¿Qué es lo que ganas Mauricio?—pregunté de forma sagaz fingiendo la desconfianza que una mujer en la situación en la que yo supuestamente estaba tendría tras escuchar sus palabras. Y sinceramente creo que no fue completamente fingida mi desconfianza, porque en el fondo había algo que no me encajaba y me hacía queremos saber el por qué. —¿Ganar? no gano nada Patricia, incluso siendo honesto y realista para mí no serías más que un problema—comenzó a decir y tuve el impulso de replicar sus palabras pero con un gesto de su mano me indicó que guardara silencio y simplemente escuchara lo que iba a decirme—Nunca he soportado ver a un hombre maltratar a una mujer, desde pequeño sentí repulsión por los tipos que golpeaban a las mujeres que tenían en su vida. Tampoco tuve una infancia muy fácil , supongo eso influyó aún más en mi odio hacia ese tipo de hombres. Lo que trato de decirte es que nunca he sido piadoso con ese tipo de personas. No puedo estar más lejos de ser lo que se dice una buena persona Patricia, pero cuando una mujer es maltratada delante de mí no es algo que tolerare, por lo que simplemente mato a ese mal nacido que no la trató como debía, y cuando digo matar es literal. Pero por alguna razón que aún no logro comprender contigo es diferente, desde el momento en que entraste a este hotel y nuestras miradas se cruzaron sentí algo , una especie de corriente o no sé como quieras llamarlo, y sé que también tú la sentiste, cuando ví que tu esposo te trataba como si fueras basura ya no pude contenerme y me acerqué a ti, contigo siento un impulso de querer protegerte, de que estés bien y principalmente de que seas mía, solo mía. Y debo decirte que nunca he sido un hombre posesivo, soy muy liberal e incluso soy de los que defiende la poligamia y el poliamor, Pero vuelvo a decirte, contigo por alguna razón es diferente , me haces sentir un instinto primario que me lleva a querer poseerte. Patricia yo no puedo prometerte que a mi lado todo será color de rosas, porque créeme que no lo será, la vida que llevo no es nada bonita, pero si te puedo jurar que si me dejas que esté a tu lado nunca nadie volverá a tratarte de la forma que ese imbécil lo hace, si eliges estar junto a mí serás una verdadera reina, mi reina—dijo y estaba tan inmersa en las palabras que salían de sus labios que no me di cuenta de que iba avanzando hacia mí según avanzaban sus palabras. Hasta que finalmente llegó hasta mí y tomándome completamente desprevenida me pegó a su cuerpo hasta que no hubo ni siquiera un centímetro de separación, podía sentir cada músculo de su fibroso cuerpo contra el mio y sinceramente con tan solo ese simple roce era capaz de volverme loca—Di que sí, te lo estoy suplicando. Cerré los ojos en el momento en que besó mi frente disfrutando del contacto de sus labios. Mi padre siempre había dicho que el beso en la frente no se le daba a cualquiera y era cierto, siempre que un hombre te besaba la frente era porque realmente eras importante para él. —Mauricio, yo no quiero volver a depender de un hombre en mi vida, volver a deberle algo que me até a él y no me dejé salir cuando comience a tratarme como lo hace ya Mario, pero me quiero arriesgar contigo. Puede que esto sea una locura, puede que me lleve a un abismo, pero quiero ver hasta dónde me lleva, porque también sentí esa conexión de la que hablas—dije y esta vez no esperé a que me besara sino que lo besé yo a él. Sabía que solo estaba enredando aún más las cosas, pero también sabía que lo único que había sido mentira en mis palabras era el maltrato del supuesto Mario. No quería pensar en como acabaría esto, ni como reaccionaria Ben o incluso el propio Mauricio al saber mis verdaderas intenciones. Porque por primera vez desde la muerte de mi padre tenía miedo de perder a alguien, tenía miedo de perderlo a él. —Descubramos juntos a donde nos llevará esto que sentimos entonces—dijo sonriendo y fue la sonrisa más genuina y hermosa que había visto en la vida, su cara irradiaba pura felicidad y ciertamente yo también me sentía feliz de saber que él se sentía igual que yo y que tendría más tiempo junto a Mauricio—Ahora ven y desayuna, luego nos iremos del hotel no quiero que vuelvas a tener que ver al imbécil de tu marido. Mientras comes haré algunas llamadas, incluyendo una a mi abogado para que se encargue de iniciar una demanda de divorcio en tu nombre—finalizó besando mis labios y saliendo fuera de la habitación. Sabía que Gisselle había asegurado toda nuestra fachada y creado todo lo necesario para que nuestro supuesto matrimonio pareciera real y de años, por lo que no me preocupaba que Mauricio le pidiera a su abogado que iniciara una demanda de divorcio, lo que si me preocupaba era la reacción de Ben al descubrir que me estaba yendo con la mano derecha de nuestro enemigo. La puerta se abrió y Mauricio entró por ella sacándome de mis pensamientos, y la verdad no era algo en lo que quisiera pensar, en este momento solo quería estar junto a él y olvidarme de Aracelio, de Benjamín, incluso de Fabián, olvidarme simplemente de todo. —¿No has comido nada?—preguntó y tomó una de las fresas que había en un bol y la untó en crema de chocolate para luego llevarla a mi boca—Venga, come algo. Nos vamos ya—dijo sosteniendo la fresa para que yo le diera un pequeño mordisco y luego buscó una camisa para vestirse. Yo ya estaba vestida así que en cuanto el terminó salimos de la habitación, le indicó a sus hombres que recogieran todas sus pertenencias y realizarán el p**o del hotel. —Mauricio, se que no podemos quedarnos aquí porque está Mario, pero al menos necesito pasar a casa para buscar mis cosas, no tengo ropa ni nada—dije una vez estuvimos solos en el ascensor. Estaba segura de lo que haría pero también necesitaba ver a Ben y a Fabián para darle una explicación a ambos. Ellos tenían que saber que seguía estando junto a ellos, pero tenía que hacerlo en persona. —Es cierto, no había pensado en ello. Vale ahora irás en uno de mis autos con uno de mis hombres a comprar ropa—dijo entregándome una tarjeta de crédito, pero yo solo pensaba en la forma de poder librarme de ese hombre sin levantar sospechas—Compra lo que quieras, pero no te despegues de mi hombre, a partir de ahora siempre estarás escoltada—diciendo esto el ascensor se abrió y salimos, Mauricio se quedó en la entrada esperando otro coche mientras yo me subí al auto con dos de sus hombres junto a mí. El trayecto fue corto y no pude pensar mucho en una buena estrategia de escape, cuando el coche se detuvo en una de las mejores boutiques de la ciudad y uno de los hombres entró conmigo mientras el otro se quedaba en la puerta, miré todo a mi alrededor en busca de algo que pudiera utilizar. Tomé algunas prendas y entré en los probadores en busca de alguna ventana o lo que fuera. En uno de los probadores había algo derramado en el suelo e incluso pensé fingir una caída y luego desaparecer en el hospital, sería más fácil ya que no dejarían a ninguno de los dos gorilas entrar. Pero cuando estaba calculando bien como caer sin golpearme realmente ningún órgano importante escuché un gran barullo fuera y cristales romperse, me asusté y pretendí salir pero en ese momento alguien golpeó mi cabeza y todo se volvió completamente n***o.
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