Esther y Meredith continuaron conversando durante varios minutos mientras la pelirroja se aseaba. Cuando terminó, la doncella omega se encargó de secar su cuerpo y ayudarla a vestir a pesar que Esther le dijo que ella podía hacerlo sola, sin embargo, Meredith no lo podía evitar porque ese era su trabajo: atender a la reina, sea quien fuere. De esa manera, Esther ahora vestía un vestido holgado de color beige de cuello cuadrado y mangas cortas que la misma doncella escogió, y su largo cabello lo traía suelto para que se secara con el ambiente. No obstante, para que no luciera tan informal, Meredith le colocó una diadema de oro que usaban las reinas como adorno, y un par de brazaletes dorados que ayudaban a resaltar la belleza de la joven humana. Como la chica deseaba salir un rato, Meredith