El resto del día transcurrió tan rápido, que ya la noche se mostraba en el firmamento, tiempo en el cual Esther todavía continuaba durmiendo. La joven tenía sueño atrasado por todos esos días donde sus descansos no fueron tan placenteros como esa larga siesta que ella se había tomado. Cuando el rey Zander terminó su jornada en el palacio, le preguntó a la doncella donde se encontraba la pelirroja, y ella le dijo que la reina estaba descansando en su habitación, alegando que quizás por ser una vampira, el estar tanto tiempo en el exterior con el resplandor del sol, posiblemente la había debilitado. Por supuesto, el rey Zander no se creyó esa historia, y por ese motivo él se dirigió a sus aposentos dispuesto a despertarla. En el instante que él ingresó a la habitación el alfa no le importó s