Mientras estaban en medio de aquella superficial conversación, lady Maya se podía dar cuenta que la forma como el príncipe heredero veía a Esther, era completamente distinta a las miradas que le dedicaba Lord Calen a la vampira. A simple vista se podían ver como sus ojos brillaban, sumando esa risueña expresión en su rostro que dejaban al descubierto lo que Maya tanto sospechaba. Si la reina reía, el lord de Havadur reía, si la pelirroja se tornaba seria, lord Calen se tornaba serio; incluso durante toda la conversación su único enfoque era la vampira del norte, al grado que ya rayaba a lo absurdo. Era como si nadie más estuviera ahí sentado con ellos, es entonces cuando la joven frunció sus labios pensando: «Ella debe ser la lady que él dijo que le gustaba… quizás cree que tiene oportuni