Capítulo11

1754 Words
Katherine Katrina no ha dado la cara desde que su padre murió, lo único que sabemos de ella es por lo que la prensa ha puesto. Se casó y su esposo es un extraño para el mundo entero, incluso para nosotros. Los italianos están jodiendo el mercado n***o, pero ya hay rumores de una nueva droga rondando y eso solo me pone los pelos de punta, porque estoy segura de que esa droga es mil veces peor que la de antes. El contacto que decían tener de Fred fue un fracaso, pero por rumores se sabe que está en guerra con los italianos y ¿quien no está en guerra con ellos ahora? Pospusimos la boda un par de meses, hemos tenido mucho trabajo y hemos lidiado con socios inconformes. Maia tiene razón, necesitamos alguien que se haga cargo de esto, pero Katrina no ha dicho nada y esperamos verla en la boda de Elena que es en una semana. Alister no ha dado la cara tampoco, él tenía lazos con los italianos y no sabemos nada de él hasta ahora. Alguien chasqueó los dedos frente a mí, pestañeó y miró a Samuel. Oh diablos. Estamos viendo los vestidos de novia y yo estoy en otro mundo. — ¿Qué pasa? Pareces ida. — Lo siento, es que la situación me tiene algo tensa – suspiró. — Yo igual estoy tenso, no confío en ningún italiano – me sonríe. – Mira dejemos esto de lado. — No, Sam, ya pospusimos la boda tenemos que… — Katherine por favor, tenemos que concentrarnos en otra cosa que no sea la boda, además no porque la hayamos pospuesto no significa que nos vayamos a casar – acaricia mi mano. – Vamos a dar un paseo, necesitamos vacaciones ¿a dónde quieres ir? Si necesito vacaciones, quiero ir a una playa o algún lado que me relaje. — El Caribe – digo mirándolo. — ¿Tienes planes está semana? – niego con la cabeza. – Reservare los boletos ahora mismo, ve haciendo las maletas. Le doy un beso en los labios antes de irme a hacer las maletas, pongo lo necesario que son trajes de baño, ropa para calor y todo eso. Samuel se fue diciendo que regresaría en media hora, aún no vivimos juntos porque… realmente no lo sé, tal vez esperamos casarnos para vivir juntos. Metó mi arma en mi maleta y cuando regresó subo todo a su auto y nos vamos al aeropuerto. Necesito salir de aquí. Necesito un poco de paz antes de volver a concentrarme de que tenemos una guerra con los italianos. Abordamos el avión y me tomó una pastilla que me hace dormir todo el vuelo. Al aterrizar, rentamos un auto y vamos a nuestro hotel dónde lo que hago es dormir y descansar antes de iniciar mis vacaciones con mi novio. Aunque al día siguiente me lo encuentro entre mis piernas dándome un excelente oral mañanero. Me hace el amor a su manera y empezamos nuestro día. Desayunamos en el hotel y escuchamos que un empresario y su esposa están hospedados aquí haciendo negocios, ignoramos ese hecho y nos vamos a la playa. Y por primera vez disfruto a Samuel como una pareja normal, sin problemas de mercado n***o, trafico de órganos, guerra de mafias y nada de eso, solo somos él y yo en una playa paradisiaca juntos. — Tenemos que casarnos aquí – digo al ver todo el entorno. – Una boda en la playa. — No lo sé, va a hacer calor y estaremos todos sudorosos. — No seas asqueroso, solo imagínate nuestra boda aquí, las fotos serán una envidia – digo mirándolo. — Podemos ver que pasa – besa mi mejilla. – Ahora porque no hablamos de que Elena y Matt se casaran, mira, criticando como víboras venenosas – me río y asiento con la cabeza. – Son perfectos juntos, pero les falta limarse en dirigir esto. — Bueno es cuestión de tiempo. — Ya pasó mucho tiempo y estamos enfrentando nuestra primera guerra – suspiró. – Jamás trabajé con un italiano ¿tú sí? — Sí, trabajé con un italiano, pero nada que ver con esta guerra – sonrió mirándolo. Cuando pagamos la cuenta, caminamos tomados de la mano por la orilla de la playa, me encanta sentir está paz con él y ya me resigne a que siempre sentiré que algo me falta, pero prefiero eso a estar sola y vacía. — Nunca me hablaste de tu familia – Samuel me mira. Mi familia es un caos y nadie lo sabrá. La versión real es que yo asesine a mi madre por accidente, mi padre nos crió a mi hermana melliza y a mí, lo que yo no sabía es que él abusaba de ella y un día llegué y vi que lo asesinó, la policía llegó y ella dijo todo y no solo eso, mi padre la llevaba con sus amigos y abusaban de ella entre cinco o seis, mi hermana se fue a protección de testigos cuando ayudo a tirar una red de p*******a y yo… escape y decidí tomar mi camino. Desde los 19 no sé de ella y es mejor así. Tal vez por eso comprendía a Loky… Joder, de una u otra forma debe volver a mi cabeza ese hijo de puta. — Mis padres fallecieron cuando tenía 10 años y crecí en orfanatos – digo mirándolo. – No hay mucha trama en eso. Y hay está, esa mirada de lástima que lo hace abrazarme. — Nunca más estarás sola de eso te lo aseguro. Le sonrió y no digo nada más. Regresamos al hotel, me doy una ducha y escucho a Samuel decir que saldrá a preguntar a los lugareños un lugar para cenar. Cuando me termino de duchar salgo de la habitación y todo está oscuro, trato de encender la luz pero parece que no hay. — Hotel de cinco estrellas y sin luz, que carajos. Trato de encontrar mi teléfono pero no hay nada, y de la nada escucho pasos detrás de mí. — ¿Sam? – escucho una risa, siento escalofríos, joder estoy desnuda, sin armas, sin luz. – ¿Quién eres? Mi novio está por llegar y… – siento sus manos sobre mi cadera, su aliento cerca de mí. – Alejate – lo empujo pero es fuerte porque no lo muevo ni un céntimo. En cambio él toma mis manos y me inmoviliza poniendome contra la pared, siento que me va a violar. – ¿Qué quieres? – susurró. — Solo he querido una cosa y es a ti. Esa voz me eriza la piel. Recuerdos de Belfast, mi casa, la cabaña del bosque, el hospital, la jaula de pelea, Dublín… No. Su aroma llega a mí, ese aroma embriagador suyo. No. Es imposible. Peleo, forcejeo, debo verle la cara. No puede ser él. — Hijo de puta – digo cuando me toma con fuerza contra la pared. Siento sus labios en mi cuello y es como si el mundo se detuviera, son sus labios, su forma de tocarme, de besarme. Tira la toalla y no lo detengo, sus labios besan mi espalda y sus manos acariciando mis nalgas. Siento que estoy chorreando. Pero de pronto se aleja y volteo pero ya no hay nada, la puerta se abre y tomó mi toalla. — ¿No hay luz? – dice Samuel. Mi corazón late con fuerza, me mareo un segundo y me sostengo de la pared. — ¿Katy? Amor ¿estás bien? — Sí, estoy bien. No estoy para nada bien, no lo estoy. Samuel discute con el botones y no escucho nada, solo siento sus labios en mi espalda, su voz en mi oído. Era él sin duda alguna. Su voz resuena en mi cabeza una y otra vez, no pudo ser él, es imposible. La luz regresa y Samuel me ve en la cama aún con la toalla puesta, debo salir del trance y fingir que nada pasó o comenzará a hacer preguntas y no sé qué decir. — ¿Estás bien amor? — Sí – le sonrió y me levanto para ponerme el pijama. — ¿No quieres salir? — No, quiero quedarme aquí, podemos pedir algo y ver una película ¿qué dices? — Bueno, mañana ya sé a dónde iremos – me sonríe. – Ponte cómoda, pediré algo. Ponerme cómoda… creo que ya no estoy para nada cómoda. Salgo al balcón y trato de ver por dónde se fue, pero ¿cómo rayos subió o bajó? Estoy en un séptimo piso, y no hay muchos lugares por los que subir o bajar, debes estar demente para hacerlo… claro Loky está demente. No puede ser posible, casi dos años y sólo aparece así de la nada. ¿Estaba aquí? ¿Me ha estado siguiendo? Maldición. Lo que eran mis vacaciones de relajación, pensar en mi boda, se volvió un martirio. Ahora me doy cuenta de que actuó muy bien, porque Samuel no ha notado nada raro en mí o será solo porque estamos fuera de nuestra rutina. Siento que voy a enloquecer, pues todo lo que había enterrado en lo profundo de mi corazón, parece salir a flote, cada rubio que veo siento que es él, cada ojo azul que veo me recuerda a él. No he dormido casi por esperar a que vuelva a entrar por la ventana. Pero el final llega, mis vacaciones acaban y no me siento ni siquiera relajada, estoy muy tensa. Cuando regresamos trato de volver a mi rutina pero todo me hace querer buscarlo, así que voy a su casa, sabiendo que Katrina no está puedo forzar una cerradura y entrar. Sus autos, todo está aquí y me impresiona que nadie la haya robado. Fuerzo la cerradura y entró, todo parece tal y como lo dejó, hay polvo y se siente vació. Los recuerdos de está casa. Las veces que me hizo suya. El cómo me miraba y decía mi nombre. En todo este tiempo, nadie ha llegado y me ha hecho sentir como Loky lo hacía. Él no está aquí. Nunca ha estado, él no ha regresado. Ni lo hará. Escucho que alguien entra a la casa y sacó mi arma, es Maia quien entró, ella levanta las manos y yo bajé el arma. — ¿Qué haces aquí? — Te seguí – suspira. – Has estado rara y puede que Samuel sea un pendejo por no notarlo, pero no tu mejor amiga – se acerca a mí. – ¿Qué pasa?
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