Capítulo 3

4416 Words
Loky — El golpe en tus costillas está mejor – dijo Maia cuando entró en mi habitación. – Esto te quitará el dolor – señaló una aguja. Solo extendí mi brazo para que metiera la droga en mi sistema. De inmediato sentí como recorría mi sistema, solo la droga me podía mantener en pie. – Te lo tenías bien guardadito y ella miente demasiado bien. — No pasará de nuevo – afirmó, mientras me ponía de pie. – Una vez estuvo bien, dos pasable, pero tres veces sería un error. Ayer solo fue una prueba para que Dixon viera que está en mis redes, así no dudara y me pagara lo que es, Katherine puede hacer lo que quiera de su puta vida ahora. — ¿Es tu excepción médica? Maia no se rendirá tan fácil, desea que esté con ella y no lo niego, es sexy, pero no cruzare esa línea de nuevo, así que sí. Katherine es mi única excepción médica. — Es mi excepción – la miró. – Maia entiende, eres una de mis amigas, no quiero sexo contigo. Al menos no ahora – me sonríe. — Soy paciente. — Lo sé. Salimos de mi habitación y veo a los chicos fuera de mi casa, es fácil reunirnos aquí porque vivo lejos de todo el mundo, casi en medio del bosque, mi gente sabe que no tiene que hablar así qué es un sitio adecuado. Logan me mira con una sonrisa, al fin puedo ver al cabrón. — Buena jugada Loky – dice mirándome. – Dixon cree que ya tienes a la chica en tus redes, incluso planea darte un adelanto por el buen trabajo hecho en dos días – me sonríe. – Aunque no le agrado perder un millón ayer. — El idiota apostaba siempre al equivocado – dijo Raúl. – Nuestro guerrero siempre gana. — Aunque hoy sienta que tengo las costillas rotas – digo sentándome en mi pórtico. Alister se acerca con una pipa, seguramente es cristal, la tomó y él empieza a pasar el fuego sobre ella. Producto del bueno, puro y exquisito. Así es la droga que tengo. — Te lo ganaste amigo – sonríe Alister. — Nuestro mayor socio vendrá la siguiente semana, Konstantin Grey – dijo Logan. – Y si no saben quién es, pues es el socio más grande de Dixon, acabaremos con él cuando Konstantin se una a nosotros. — Grey tiene petroleras enormes y sus cultivos de droga son famosos – digo mirándolo. – Es billonario el tipo. — ¿Te sientes intimidado? – sonríe Maia. – Tú tienes acciones en petroleras, la prueba está en todo esto. Sonrió un poco. Soy millonario, me gusta darme lujos y cosas para regodearme, pero casi la mitad de mi dinero va a Magnus con una cuenta fantasma. Logan dejó de explicar cuando llegó Elena en su auto. No tenía buen humor, pero nadie dijo nada al respecto. — Su hija Katrina Grey será quien se quede para supervisar la asociación, es una niña mimada, pero es una buena asesina y hacker. Vendrá con él y dependiendo de cómo sean las cosas, puede que se quede. — Loky puede darle una buena bienvenida – dijo Elena mirándome. – Lo hizo con Katherine, que no lo haga con Katrina. Logan me miró confundido, Raúl y Alister ya se lo veían por como actuó ayer ella. — Te la di a ti también nena – le sonrió. – No es un secreto eso. Dejen a Katrina conmigo, haré que Belfast sea una maravilla para la chica. No entiendo ni porque me molestó que dijera eso. No sabía quién era Katherine, me gustó, la atracción fue mutua, el deseo, la lujuria. Katherine fue una droga que al probarla me volvió adicto, no me importo que fuera doctora, quería más de ella. Me encantaba, me fascinaba. Pero me estaba involucrando de más, no podía hacerlo. Es solo sexo. Me lo repetí todo el día de ayer, pero con tan solo recordar su aroma, su sabor, quería más y más. Cuando la lleve al hipódromo ilegal la vi más de una vez, estaba preocupada, angustiada, fue por verla que me derribaron y cuando escuche su grito, fue lo que me dio fuerzas para ganar. Katherine es una droga que me estaba consumiendo. Tuve que romperle el corazón para que esto no siguiera, aunque ahora esté molesto por lo que hice, sé que es lo mejor. Katherine y yo debemos mantenernos alejados. Cuando terminamos, todos se comenzaron a ir, pero se quedó Elena y ya me esperaba algo de su parte. — Tu puta conocía a los hombres del mercado n***o… — Elena detente ¿porque la llamas puta? No es ninguna puta. — Te acostaste con ella. — Y tú también – la mire. – Fuimos amantes mucho antes de que conocieras a Logan, eso te hace una puta – no dice nada. – Katherine es una buena persona y lo nuestro acabo, era solo un buen polvo, punto final. ¿Cuando he tenido una relación que inicio con sexo? — Nunca. — Entonces basta con tus comentarios. — Lo siento. — No digas nada y llévame al centro, debo buscar mis cosas – aunque era una excusa. Elena me ayudó a subir a su camioneta, sigo jodido con mis golpes. Ayer casi muero por un puto error, pero gane y me posiciono como el mejor. La Bestia. Elena me dejó en la zona residencial, casi todo el mundo me miraba por lo mal que me veo, pero no me importa, llegó a la casa de Katherine, sacó mi teléfono y marcó su número, seguramente me mandara a la mierda, pero quiero mis cosas… me envía al buzón de voz. — Mierda – susurró. Guardó el teléfono y veo que llega su camioneta pero no la veo a ella, sino a un hombre. — ¿Quién eres? – digo cuando lo veo bajar. — Nadie que te importe. — Joder, que humor, estoy buscando a mi novia y tú llegas en su camioneta ¿dónde está? — Seguramente te está poniendo el cuerno con mi jefe – me lanza las llaves. – Suerte. Supongo que es el socio del que me habló Elena. Quiero romperle la cara a alguien, me siento demasiado enojado, pero no entiendo por qué. Solo han sido dos días de sexo no más, pero me molesta que se acueste con alguien más. >> No es nada tuyo > ¿Dónde estás? Loky te necesito. Hasta que respondes idiota ¿dónde has estado? — En orgías y robos ¿qué pasa? – escuchó un suspiró. – Maia ¿qué pasa? — Katherine… Está en el hospital, la golpearon, trate de ubicarte ayer pero no respondías. — Ahora voy. Guardo mi teléfono y conduzco hasta el hospital. Siento la sangre espesa y la furia correr por mi cuerpo. Mataré a quien la haya tocado. Entró al hospital y buscó su habitación, estoy desesperado, pero cuando me topo con Maia saliendo de una habitación me detengo. — ¿Qué pasó? – digo cuando la tengo frente mío. — El socio de Elena, fue quien lo hizo – suspira. – Tuvieron sexo y cuando ella estaba por irse, él la golpeo hasta dejarla inconciente y… — ¿Quién es el socio? — Mike Thomson. Thomson, me suena de algo pero no sé de qué. — Oye, entra a verla, ha estado preguntado por ti. Maia se va y yo camino a su habitación. ¿Qué le diré? ¿Después de lo que hice esa noche? La trate mal porque no la quería cerca… y ahora. Abro un poco la puerta y la veo, tendida en la cama, una máquina que monitorea sus signos vitales, con lo poco que veo, un ojo morado y su labio roto… No puedo ver más. Cierro la puerta con cuidado para que no se de cuenta de que alguien estuvo ahí. Salgo del hospital y subo a mi motocicleta, conduzco hasta casa. Thomson, de algo suena ese apellido. Tomó mi computadora e ingresó a la base de datos de la policía, con un perfil bajó ingreso sin problemas, nadie detecta que he amenazado su red, además que mi hermano es Director del FBI, nada me puede pasar. Tecleo su nombre y enseguida aparecen múltiples cargos, tráfico de drogas, órganos y extorsión. Pero eso no me importa, sino el porque me suena. Mike Thomson… aquí está. Mike Thomson, Teniente de la Milicia. Eso es. Estuvo conmigo en la Milicia. Por eso me sonaba, lo sacaron dos años antes de que yo me fuera, problemas con droga y prostitutas. Todo un caos. Cuando quiero saber más, algo me detiene, es como si alguien lo tuviera y no quiero adivinar de quién es. El FBI debe tenerlo y solo alguien puede ayudarme. Miré el reloj y son casi las siete de la tarde, si conduzco puedo llegar a la medianoche. Mi teléfono suena y veo otro mensaje de Katherine. >> Loky, ¿estás bien? ******************** Magnus Nygard, es el hombre que siempre hizo las cosas rectas, mi padre esperaba muchas cosas de él pero Magnus siempre le llevó la contraría al grado de llegar a dónde está, fui yo el que me sacrifiqué para llevar todo el negocio. Estoy orgulloso de él y aunque me quiso llevar a mí por ese camino, uno de los dos tuvo que tomar este camino. Magnus está casado con una chica maravillosa que es paramédico y tiene un hijo que es la luz de mis ojos, nos alejamos por obvias razones así que el hecho de que yo esté aquí es por razones muy importantes. El hombre que camina hacía mí, con pantalones negros, botas negras, una playera negra que dice en grande FBI, mostrando lo bien trabajado que están sus músculos, una placa colgando en su cuello, sus armas de servicio, se posa frente a mí. — Capitán Loky Nygard – dice mi rango de la Milicia. Su semblante está serio al igual que el mío, pero se rompe cuando veo ese brillo inigual en sus ojos, la heterocromía de sus ojos destila arcoiris cuando lo ves. — ¿Abrazara a su hermano, agente? – digo con voz dura. Me da una enormes sonrisa que me contagia y se viene a mis brazos, soy un poco más alto que él y estoy más fuerte por todos los entrenamientos y peleas que he tenido, pero aún así la fuerza con la que me abraza rompe cada una de mis barreras y cruza las fronteras para abrazar mi alma. Abrazando la poca alma que le queda a su hermano menor. Trató de mantener la postura, han pasado casi cinco años que no le veía, solo de lejos pero no de frente como ahora. Cuando rompe el abrazo, limpio rápido mis lágrimas y lo veo con esa enorme sonrisa y sus ojos llenos de lágrimas que produce que mi corazón se desmorone. Tomó su rostro en mis manos y juntó su frente con la mía justo como la hacía de pequeño y beso sus mejillas y vuelvo a envolverlo en mis brazos. No sabía cuánto lo extrañaba hasta ahora. No sabía cuánto me hacía falta hasta ahora. — Hermano – susurró a su oído. — Te eche mucho de menos Loky – dice a mi oído. — También yo, mi hermano. Volvemos a mirarnos y parecemos dos nenitas lloronas, nos reímos y limpiamos nuestras lágrimas. — Ven pasa, quiero que conozcas mi lugar – dice con una gran emoción. — Me gustaría – lo frenó. – Pero creó que estoy siendo buscado por la policía por algo que ni recuerdo – me mira. – No, no he venido por eso. Suspira y mira el gran edificio detrás suyo. — Soy el puto jefe, que se tarevan a tocar a mi hermanito – pasa su brazo por mis hombros y me obliga a caminar. El edificio es enorme, todos muestran respeto a mi hermano, demostrando que él es el jefe de todos sin importar nada. Subimos a un ascensor, varios agentes le comentan cosas y miró como aunque mantiene su semblante serio, el brillo en sus ojos no se apaga con nada. Magnus ha mantenido su brillo a pesar de todo lo que hemos vivido, siempre feliz y positivo. Algo que yo no tengo, mi brillo se fue con Misha y nunca volverá ese brillo. Llegamos al último piso y más agentes le piden autorización para muchas cosas, pero Magnus los detiene diciendo que lo revisara en cuanto tenga tiempo y se encierra en su oficina. — Sí qué eres requerido – digo mirando toda su oficina. Tiene cuadros de pintura, los colores son llamativos y alegres, tiene varias fotos y me sorprende que tenga varias mías, con mi uniforme de la Milicia, con ropa casual, pero hay una que tiene en su escritorio junto a sus cosas personales y es donde yo tengo a Misha en mis hombros y tengo abrazado por los hombros a Magnus. Sonrió al verla y la dejó en su lugar. – Me gusta lo que hiciste aquí. — Gracias – dice sin dejar de sonreír. – Tenemos varias misiones en curso, pero tengo tiempo para ti y espero te quedes varios días. — Tal vez – me siento en un sofá color rojo. — Bien, dime ¿qué necesitas? Luego podemos ponernos al tanto de nuestras vidas – se sienta frente a mí, dándome una botella de agua. La necesitaba, no he consumido nada en estás cuatro horas y media y siento la abstinencia. Magnus también lo nota pero prefiere no decir nada, al menos ahora. — Hay alguien que lastimó a una chica, Mike Thomson. — ¿Por qué me suena su nombre? – dice frunciendo su ceño. — Lo mismo dije yo, resulta que el tipo fue Teniente en la Milicia, pero lo sacaron dos años antes de que yo me fuera. ¿Qué pasa con este tipo? En mi búsqueda, me detuvo una gran barrera que decía FBI en grande, puede que sea informante o algo, no lo sé, pero lo necesito – suspiró y en mi cabeza veo a Katherine en la cama, golpeada y conectada a una máquina. Pasó mis manos por mi cabello. – Te lo diré, no lo quiero para hablar, él pagará por lo que le hizo a esa chica. Sí me puedes conceder algo de información o una ubicación, te lo agradecere. — ¿Una chica? – lo miró. No sé que pude transmitirle por mi mirada que cambia su semblante. – Dame un momento, puedes dormir, se nota que no has descansado en horas. — Gracias, pero dormiré hasta que Thomson pague. Magnus no dice nada más, se va a su escritorio y yo sigo observando todo, pero hay algo que llama mi atención y es la foto de él con mi cuñada, sonrió y me acerco a la fotografía. Es hermosa la chica, su cabello es plata y es color natural, piel blanca y ojos azules, vaya que es preciosa la chica. — Te extraña – dice Damon cuando ve que la estoy mirando. – Espero vayas a casa muy pronto – me sonríe. — Pronto – mirándolo. – ¿Encontraste algo? — Sí – saca un arma de su cajón y me la entrega. – No está registrada, es tuya – la tomó y me aseguro de que esté cargada. – Vamonos. — Magnus, no – lo detengo. – Haré esto solo, no dejaré que te metas. — Qué pena, porque Thomson es un informante bueno y ya aceptó, harás esto conmigo o sin mí Loky. Aprieto la mandíbula. No tengo opción. — Bien, vamos. Tome un par de pastillas de éxtasis sin que Magnus viera, estaba comenzando a sentirme ansioso por la abstinencia y en este momento no quiero sufrir un ataque de psicosis. Subimos en su camioneta, se quitó el uniforme y se puso ropa negra para pasar desapercibido. No sé cuánto conducimos porque cuando llegamos me despertó. Estamos en un túnel, no hay movimiento alguno, solo un auto donde se puede ver que solo está una sola persona, Thomson. Bajamos del auto y dejé que Magnus hiciera el contacto. — Gracias por venir Thomson – dijo Magnus. — Me sorprendió su llamada Nygard – dijo mirándolo. – Pero creo que era hora de conocer para quién trabajo, si mi gente supiera que estoy aquí me mataría, pero tengo su protección ¿cierto? — Por supuesto – le sonrió. – Has sido útil, gracias a ti hemos atrapado a muchos grandes y es por eso que estás aquí. Alguien te reconoció – me mira a mí. – Capitan Nygard, por favor haga los honores. Me paro a pocos pasos de Thomson, me repara con la mirada y sonríe un poco aunque su sonrisa no es verdadera. — Teniente – digo mirándolo. – Cuando escuche tu nombre dije, de algo me suena este tipo, y claro, tuve que mirar mi pasado con uniforme y ahí estabas. — ¿Qué es esto? ¿Una intervención? — No – sacó el arma y le disparó al pie, su grito de dolor hace eco en el túnel. — ¿¡Qué te pasa hijo de puta!? — ¿Qué le hiciste a Katherine? – digo acercándome a donde está tirado. – Si eres sincero no te mataré, porque eres importante para el FBI. — ¿Todo esto por una puta cualquiera? – volví a dispararle en el otro pie. – ¡Cabrón! — Entre más insultes y digas cosas que no quiero oír será peor ¿quieres volver a caminar? Santoro mira a mi hermano, él está mirando todo en silencio. — ¿No me matara si le digo la verdad? – dice mirándolo. — Tienes mi palabra – dice Magnus. – Dile lo que quiere escuchar y te llevaremos a un hospital. Santoro confía en su palabra, ha trabajado para el FBI y nunca le han traicionado, no espera que ahora suceda. — Esa zo… — Elige bien tus palabras si quieres volver a caminar – digo mirándolo. Me mira totalmente furioso, pero acata lo que digo. — Me acostaba con Katherine cuando hacía su servicio y cuando comenzaba con el tráfico de órganos, para ella solo era un pedazo de carne, pero para mí no, deje mi esposa, mis hijos, dejé todo por ella y al final solo se largó diciendo que jamás le importe. Arruinó mi vida, volver a verla fue una bendición, me la folle y al final hice que pagara todo lo que me hizo. Que agradezca que no la asesine. Sonrió y me alejo de él. Quiero calmar la furia y mi hermano lo nota porque es quien se acerca. — Básicamente tú solo arruinaste tu vida – dice Magnus. – No fue ella. — Esa puta lo hizo. — Fuiste tú y tienes que aceptarlo. — Katherine fue la puta que… Santoro no terminó de hablar porque le disparé en la cabeza. Todo el pavimento quedó lleno de él. — Lo mataste – dijo Magnus mirándome. — Te dije que no iba a vivir – me acerco al cuerpo y le sacó los anillos con los que seguramente golpeó a Katherine. — ¿Así trabajas? Porque si es así, es un puto desastre. — ¿Ahora eres experto en asesinatos? — Pues sí – se cruza de brazos. – Tienes que mejorar esto Loky. — No voy… — Me haré cargo de esto – me interrumpe. – Cuando acabes tus negocios, te quiero aquí sin excusas, tus asesinatos son sucios y con mucha evidencia, tienes que crear escenas del crimen perfectas para que todos sospechen que fue daño colateral. Y sí, soy experto en eso. Tiene razón, pero no me gustaría estar mucho tiempo aquí. — Te doy 20 días para poner tus cosas en regla, iremos de campamento juntos – me sonríe. – ¿Sí? No importa lo que pasara hace un momento, ese brillo en sus ojos continúa ahí y me mira con ternura, no como si fuera un monstruo. 20 días no dañan a nadie, además estaré con Magnus y realmente quiero estar con mi hermano. — Bien – digo mirándolo. — Perfecto – me abraza con fuerza y me besa la mejilla. – Ahora vete, me haré cargo de esto, espero que Katherine valga la pena. — Lo vale – le sonrió. – Nos vemos pronto hermanito. Me da las llaves de su auto y me voy. En cuanto llegó a Belfast voy directo al hospital, subo al ascensor y caminó hasta la habitación de Katherine. Suelto un suspiró y abro la puerta. Está aún en la cama, y está despierta. — Te creía muerto, no me has mandado mensaje, ni nada – me reclama apenas me acerco a ella.
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