—“Ahora estoy celosa, pero si dices que debe ser así, entonces así debe ser”. Se sentó en la cama en posición de loto, usando su tacón para ocultar su entrepierna. —“Lo siento, querida, pero tengo que irme ahora. Te llamaré por teléfono cuando volvamos, supongo que a las seis o las siete”. Ella volvió a hacer un mohín, pero luego sonrió cuando él le dio cinco mil baht. —“Ve al salón de belleza, si quieres…” —”¿Crees que ahora no soy guapa?” —“No, no es eso, pero… si estás aburrida. Mira, no puedo parar, tenemos una cita, nos vemos luego”. Le besó los labios y rozó con sus manos los laterales de sus pechos mientras le apretaba la caja torácica. Solo cuatro horas, Asmara. Te veré pronto”. Luego se marchó para reunirse con Bob. Una vez abajo, miró a su alrededor, no vio a nadie que rec