Erian maldijo su falta de consciencia por millonésima vez mientras dejaba que el agua helada mojara su cuerpo, habia perdido la cuenta de las duchas frías que habia tomado a lo largo del día. Ni siquiera habia logrado pegar el ojo pues cuando lo intentaba una ola de deseo y necesidad se disparaba a través de él, como consecuencia estaba más duro que una piedra en un dos por tres —Pff —Suspiró, habia pasado todo el día encerrado en su habitación con la esperanza de no ser consciente de que no era el único en aquella casa, pero no habia sido de mucha ayuda, sus sentidos desarrollados habian hecho que estuviera al tanto de la huésped, la habia escuchado en el pasillo cuando habia salido al escuchar el sonido de la puerta, apenas se habia asomado para verificar que no se trataba de una amenaz