Capítulo 1

2311 Words
“¡No me jodas!” Charlotte miró la máquina de café en frente de ella, habia estado media hora intentando hacer que funcionara y tratando de obtener una taza de café para comenzar de por si su ya fatídico día pero lo único que habia conseguido era terminar con una gran mancha oscura en su blusa blanca y sin una gota de la cafeína que tanto necesitaba Definitivamente hoy no era su día de suerte No solo se debia al “pequeño accidente” con la máquina de café, su auto habia terminado averiándose esa semana a medio camino y tubo que pagar una grúa para que  lo remolcaran, habia recibido una llamada de su madre —una mujer con el que debia ser el peor caso de ludopatía—insidia en que necesitaba dinero para sus tratamientos todos los días cuando la verdad era que gastaba el dinero que le enviaba en juegos de azar sin parar, aunque enviaba por correo los tratamientos que su doctor le habia recetado su madre insistia en que necesitaba más dinero  hasta el punto de recurrir al chantaje psicológico para conseguirlo “Tu y tu padre son iguales, un par de egoístas” “¿Qué hice para merecer este trato de mi unica hija?” “Cuando yo no este más en este mundo ahí si te vas a acordar de mi Charlotte Richars” La mujer de cincuenta y cuatro años habia terminado por conseguir lo que queria, Lottie no sabia por cuánto tiempo más podria permitirse ella mista tal despilfarro de dinero y sin embargo era mejor complacer a su madre que dejarla vender la cosas de su casa para seguir con su vicio —Pfff —Suspiró rindiéndose con la servilleta que usaba para tallar la mancha en su blusa, habia conseguido aclararla pero desde luego no pasaría desapercibida Cerró los ojos con fuerza y conto hasta diez para calmarse aunque sabia que tal cosa seria inútil, apenas estaba empezando la mañana y lo único que deseaba era regresar a su departamento y esconderse debajo de las sabanas sobre su cama, lo haría si eso no significara que su trabajo podria verse afectado Habia empezado hace tan solo cuatro meses a trabajar en “Coleman Security” una exitosa empresa que brindaba seguridad a una gran cantidad de clientes, algunos bastante peculiares, su trabajo no era difícil, tomar algunas notas de sus clientes y pasarle las llamadas a su jefe, el exitoso y enigmático Erian Belcan, un hombre que bien podria pasar por ermitaño en cualquier momento, en todo ese tiempo que trabajaba como su secretaria, a solo metros de su oficina, jamás lo habia visto en persona, lo que sabia de él era porque habia investigado en internet, se comunicaban por correo o por el teléfono de su escritorio Nada más No es como si se quejara de la situación, el acercamiento físico seria innecesario y habia demostrado que podía desempeñar su trabajo sin ningún problema Con sus tacones negros Stiletto y alisando su falda tubo —hasta más abajo de las rodillas con una pequeña apertura a un lado — Charlotte caminó hacia su escritorio, sus tacones resonaron en el suelo de mármol del silencioso y prístino pasillo, la sede de “Belcan Security” era más grande que un estadio de futbol, con al menos seis pisos y con un personal de lo más eficiente, contaba con la mejor tecnología y los mejores guardaespaldas para brindar seguridad a sus clientes, personas capacitadas al cien por ciento para el trabajo, Charlotte no los conocía pero cada uno contaba con ares especiales para practicar su habilidades de lucha y artes marciales y lo único que podía decir era que habia encontrado a los nuevos Jhon Cena y el nuevo actor de Rambo para sus nuevas películas Puso los ojos en blanco cuando el teléfono de su escritorio empezó a sonar, se apresuro a contestar la llamadas a solo unos metros de distancia cuando de repente perdió el equilibrio en los hermosos tacones que llevaba puestos, un grito quedo ahogado en su garganta a medida que su trasero se estrellaba en el suelo —Maldición —Masculló por lo bajo mientras sobaba su trasero y hacia una mueca Dirigió su atención hacia el tacón en su pie, de la caída este se habia roto, quizás habia estado algo sentido y ese día en particular habia dado el tiro ¿Se suponía que habia tenido suerte al no romperse el tobillo? Charlotte habría gritado de frustración si no fuera por dos razones, la primera: Estaba en el trabajo, a solo pasos de la oficina de su jefe. La segunda: El maldito teléfono no dejaba de sonar Presionó un botón en el teclado del teléfono de mesa, pasándole la llamada de inmediato a su jefe y suspiro aliviada cuando el sonido empezó a escucharse dentro de la oficina detrás de ella Y asi lo hizo por al menos dos minutos más Charlotte frunció el seño mirando detrás de ella Erian Belcan nunca contestaba tarde un llamada desde que llevaba trabajando para él, sabia que el hombre era quizás una de las primeras almas en llegar más temprano que nadie a la oficina, incluso antes de que los rayos de sol del día iluminaran las instalaciones y todo a su paso, habia escuchado que era un jefe muy estricto, no toleraba ni un margen de error, lo que tenia de guapo y sexi también lo tenia de misterioso y enigmático, su jefe podía pasar toda un día en la oficina y no salir ni por una taza de café o siquiera a tomar el sol Charlotte no sabia si al menos su oficina contaba con alguna ventana o aire acondicionado, jamás habia entrado al lugar y normalmente el papeleo que él debia firmar se lo pasaba por debajo de su puerta Decir que el hombre era “extraño” era un eufemismo El teléfono siguió sonando por un par de minutos más hasta que dejo de hacerlo con un gran estruendo luego escucho como si algo cayera al suelo seguido de un quejido masculino Ella se acerco lentamente hacia la puerta —¿Señor Belcan? —Charlotte toco con sus nudillos la madera un par de veces y pregunto: — ¿Se encuentra bien? No obtuvo respuesta y su preocupación creció dentro de ella, las pocas veces que habia entablado una “conversación” de dos palabras con su jefe a través de la puerta él no habia demorado ni un segundo en responder, la ausencia de al menos un sonido proveniente del interior le dio un mal presentimiento y sin pensarlo dos veces giro el picaporte abriendo la puerta por completo Eso la sorprendió pues él nunca dejaba la puerta sin seguro pero mas lo hizo el cuerpo tirado en el suelo detrás del gran escritorio de caoba en el centro de la habitación —Ay Dios —Charlotte jadeó corriendo hacia el cuerpo de su jefe, un sudor frio le recorrió la espalda cuando al estar cerca de él noto un puñal enterrado en el pecho del hombre y un montón de sangre a su alrededor Los ojos de Erian estaban cerrados y cuando comprobó su pulso suspiró medio aliviada y extrañada de sentir el pequeño aleteo en su cuello, no sabia como se encontraba vivo con tan gran perdida de sangre pero era una especie de milagro —¿Qué estas haciendo? —Escucho la voz de un hombre en el momento en que sus manos se aferraban a la base del puñal y tiraba de ella con todas sus fuerzas hasta dejar caer el material al suelo con manos temblorosas Sorprendentemente las tripas de su jefe no quedaron a la vista después de eso Los ojos de ella se abrieron como platos y salto cuando escucho el sonido de la puerta cerrándose y se giro para encontrarse con un hombre vestido de cuero n***o, con una funda de arma en lo que parecía ser un cinturon improvisado en la cadera y un objeto filoso de lo que parecía ser madera en su mano “¿Eso es una estaca?” pensó ella sorprendida ante lo que estaba observando, el hombre parecía sacado de una vieja película de Van Helsing —¡Aléjate del chupansangre! —Grito el hombre al verla encima del cuerpo de su jefe —¿Chupasangre? —Lottie lo miró como si hubiese perdido la cabeza al tiempo que dirigía una mirada hacia el hombre inconsciente en el suelo Erian Belcan parecía estar en una especie de sueño, ni siquiera estaba pálido o frio pero al ver su sangre en sus manos y como esta manchaba toda la al alfombra en lugar supo que necesitaba un medico con urgencia —Necesita un Doctor —Murmuró ella asustada, no sabia si debia hacer presión en la herida con el puñal todavía incrustado en su pecho —Lo único que necesita es volver al infierno, el mismo lugar al que pertenece —Masculló el hombre acercándose hacia ellos —Apártate mujer y déjame terminar mi trabajo Charlotte se dio cuenta que el tipo loco planeaba asesinar a su jefe —si es que ya no lo estaba — No se movió de su lugar aunque el hombre se lo dijo y pensó por una forma de pedir ayuda —Mira, no sé que cosa te habrá sucedido, no sé si eres algún cliente, si quieres puedes demandar la empresa, estoy segura de que el señor Belcan no es el culpable de que el servicio haya salido mal, seria la primera vez que ocurre, de todas formas esta no es la solución —Intento ella levantando sus manos para que el hombre se tranquilizara y manteniendo su voz tranquila Incluso le ofreció una pequeña y tranquilizadora sonrisa aunque por dentro se encontraba gritando y llamando hasta la fuerza nacional, bomberos y demás —Estoy seguro de que con esta estacaba en su corazón su existencia quedara eliminada de este mundo —El hombre no le hizo el menor caso a las palabras de ella mientras palmeaba sus costados hasta sacar un pequeño encendedor de un bolsillo —Aun asi quemare su cuerpo para estar seguro Charlotte tragó saliva y se obligo a no perder la calma aunque eso era lo único que realmente quería hacer en ese momento —La violencia nunca es la solución a los problemas, créeme —Ella lo miró a medida que se colocaba de pie entre el cuerpo de su jefe y el psicópata —¿De que estás hablando? —El hombre le dirigió una mirada aburrida a medida que daba un paso en su dirección —Es un chupasangre, un demonio, una criatura de la noche, seguro te lavo el cerebro, he escuchado que se acuestan con sus víctimas femeninas y se alimentan de ellas, seguro hizo lo mismo contigo. El rostro de Lottie se sonrojó por completo y la ira brillo en su ojos, no podía creer las palabras que salían de los labios del hombre loco pero se obligo a no perder los estribos, su mirada estaba fija tanto en la estaca en su mano como en el encendedor —No puedes asesinarlo —Es un “no muerto”, te aseguro que no esta vivo, todo es parte del engaño de su r**a, al final se alimentaran de ti y te mataran sin la menor piedad —El hombre entrecerró los ojos hacia la figura inconsciente en el suelo —Son ellos o somos nosotros El psicópata dio un paso más hacia ellos y Charlotte miro por un arma a su alrededor sin encontrar éxito, entonces bajo la mirada hacia su tacón —El único que no estaba roto — y una idea se le ocurrió Sin pensarlo dos veces tomo el altísimo y delgado tacón entre sus manos y arremetió hacia el hombre en cuestión de segundo, la adrenalina corrió por sus venas y podía escuchar su pulso latir en su oídos, su ventaja fue el tomarlo por sorpresa, el tacón alcanzo a incrustarse en el muslo del hombre quien soltó un halarido de dolor y retrocedió varios metros de ellos cayendo al suelo mármol —¡Perra! —Grito el hombre aullando de dolor Charlotte nunca habia atacado a nadie en su vida, mucho menos con un tacon, habia conseguido alejarlo del cuerpo de su jefe pero la victoria le duro poco cuando sin previo aviso el hombre saco de la funda de su cadera una pistola, apenas tuvo tiempo de parpadear en dirección al arma cuando el sonido de dos disparos resonó por toda la habitación La sangre se dreno de su rostro mientras bajaba la mirada hacia su abdomen, la blusa blanca que habia traido ese día al trabajo rápidamente ante sus ojos empezaba a volverse de color rojo a medida que una mancha de sangre se expandía a una velocidad increíble Jadeó de dolor pero ningún grito salio de su garganta, cayó de rodillas al suelo, sus ojos abiertos como platos y sin darse cuenta las lagrimas empezabas a resbalar por sus mejillas —Shh —El psicópata se acerco hacia ella guardando su pistola de vuelta a su funda luego de hacer un torniquete en su pierna, ahora cojeaba pero eso no le impidió acercarse —No debiste involucrarte hermosa Charlotte lo miró sin poder articular palabra en ese momento El hombre la arrastro a un par de metros del cuerpo de su jefe antes de dirigirse hacia su objetivo en cuestión —Tengo que acabar con él antes de que despierte ——Dijo y sin mirarla añadió —Luego terminaré con tu sufrimiento bonita Ella no pudo evitar estremecerse ante las palabras del hombre mientras como podía hacia presión sobre su herida Definitivamente hoy no habia sido su día
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