El sonido del pitio que emitía una maquina de esas que Charlotte habia escuchado cuando visitaba el hospital por alguna lesión o cuando veia “Greys Anatomy” lentamente empezó a traer de regreso a la conciencia de Lottie y despejar su cabeza de la dulce oscuridad y el confort del sueño, lentamente sus pestañas revolotearon sobre sus mejillas hasta abrir los ojos que poco a poco empezaban a adaptarse a la tenue luz de la habitación en la que se encontraba
Cuando lo logro frunció el ceño al ver un techo de madera sobre ella, miró a un lado encontrándose con la fuente del ruido, se trataba de un monitor cardiaco el cual media sus signos vitales mediante una pequeña pinza sujetando su dedo índice
“¿Dónde estoy?” se pregunto tragando seco y adoptando una posición sentada sobre la cama la cual no se parecía en nada a las que solia haber en un hospital, era una cama matrimonial, inmensa y de madera, todo a su alrededor gritaba la palabra “lujo” por donde quiera que viera, su confusión duro poco cuando los recuerdos de lo último que habia pasado irrumpieron en su cabeza, recordó estar en su trabajo y luego en la oficina de su jefe, ver a Erian Belcan en el suelo con su propia sangre manchando su impecable traje y un puñal clavado en su pecho, el hombre habia estado casi sin vida
Bajo la mirada sobre su propio cuerpo de repente siendo consciente de su propia desnudez cubierta por un sabana delgada arremolinada en su cadera, en su pecho habia un gran vendaje que cubria gran parte del valle entre sus senos hasta más abajo de su clavícula, se estremeció al recordar el par de sonidos de balas que resonaron en su cabeza, el momento en que sintio el gelido metal estrellarse contra su cuerpo y como el frio la habia envuelto de un momento a otro, movio su mano derecha siendo consiente de catete en su muñeca conectado a un tubo “”””””” bolsa con un liquido rojiso, por supuesto que debían de haberle suministrado una transfusión de sangre después de haber pedido la suya, aun lado se encontraba un suero y frunció el ceño, se sentia increíble, como si nada hubiese pasado, ni una piza de dolor o incomodidad, no sentia siquiera debilidad pero la bolsa de sangre a su lado indicaba que todavía estaba en un estado delicado
Extrañamente no se sentia como si lo estuviera
Con dedos temblorosos y procurando tener cuidado de no lastimar su herida, despego los bordes de yelco medico que sostenía el vendaje en su pecho, no se imagino los orificio abiertos en lo absoluto, estaba preparada para ver algunos puntos de sutura en su lugar pero cuando la gasa cayó sus ojos se abrieron con horror
—Dios mio —Jadeó sin apartar la mirada de su propio pecho
Ahí en todo el valle de sus senos y hasta más arriba se encontraba apenas una pequeña y blanquecina cicatriz que hacia contraste con su piel palidad, el pánico lentamente empezó a abrirse paso dentro de ella
¿Cuánto tiempo habia estado en esa cama? A juzgar por la cicatriz en su pecho bien podría haber sido semanas o peor a un, mucho meses los que llevaba inconsciente
—¿En dónde estoy? —Se pregunto, su voz ronca y su garganta algo seca, estaba muy segura de que no era el hospital
Quizás la empresa se habia encargado de su seguro medico, quizás estaba internada en alguna clínica Suiza con los mejores equipos de salud, quizás…No, eso no podía ser, jamás habia escuchado de algo asi, además, ella habia visto a Erian Belcan en el suelo de su despacho en su propia sangre mas muerto que vivo
¿Cómo alguien que no fuera él podría hacerse cargo de la situación? Definitivamente tenia mucho que agradecerles a las personas que la trajeron ahí, era todo un milagro que aun estuviera con vida
Sintió una punzada de tristeza al recordar lo sucedido, esperaba que también el milagro hubiese sido para el señor Belcan, sin embargo le costaba imaginarse un escenario distinto a ese
No habia nadie a la vista, la habitación estaba algo oscura, un inmenso ventanal se encontraba cubierto por una gruesa cortina y la habitación apenas estaba iluminada por la luz de una lámpara de noche a su lado, no habia nada que indicara que se trataba de alguna habitación de un hospital o la mejor de las clínicas, el lugar no era más que la habitación de alguna persona, el techo de madera con lámparas empotradas que estaban apagadas, las paredes de un color turquesa bastante reconfortante , habian dos puerta, una estaba entreabierta de donde salía una tenue luz dando una pequeña vista de lo que parecía ser la baldosas de un baño también lujoso y la otra estaba cerrada. Sus dudas y curiosidad la llevaron a quitarse la intravenosa en su muñeca junto con el dispositivo que la tenia conectada al monitor cardiaco, tomando la delgada sabana entre sus manos envolvió como puso su cuerpo al no ver ni rastro de su ropa, ni siquiera una de esas batas blancas de un hospital
Registro cada centímetro de la habitación en la que se encontraba, camino por un corto pasillo que la llevaba a lo que debia ser el guardaropa más grande que alguna vez habia visto, pero lo que más llamo su atención era su contenido, trajes, sacos, chaquetas, zapatos y una colección sin fin de corbatas, no cabia duda de que aquel lugar debia ser la habitación de un hombre pero…
¿Qué hacia ella ahí?
Mientras más tiempo se quedaba más sentia la confusión haciendo estragos en su cabeza, necesitaba respuesta pero sobre todo necesitaba su ropa de vuelta, no podía recorrer el lugar con una delgada tela envolviendo su cuerpo y siendo arrastrada a cada paso que daba
Charlotte miró la inmensa colección de ropa masculina para toda ocasión ante ella y sin pensarlo dos veces escogió una polo blanca y un mono deportivo, ambas prendas le quedaban nadando pero era mucho mejor que continuar arrastrando la sabana consigo, como pudo intento alisar su cabello enmarañado con sus dedos antes de rendirse y regresar a la habitación. Se acercó hacia la puerta, su mano en el pomo apunto de girarlo y abrirla cuando un par de voces masculinas hicieron que se detuviera
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