CAPÍTULO SIETE En la madrugada, Caitlin y Caleb volaron lejos de París hacia la campiña francesa, ella se sostenía firmemente a su espalda mientras él se deslizaba por el aire. Se sentía más fuerte ahora y si hubiera querido volar, habría podido. Pero ella no quería dejarlo ir. Le encantaba sentir su cuerpo cerca. Sólo quería abrazarlo, sentir lo que era estar juntos de nuevo. Sabía que no tenía sentido, pero después de estar separados durante tanto tiempo, tenía temor de que si lo soltaba, podría volar lejos para siempre. Debajo de ellos, el paisaje cambiaba constantemente. Rápidamente dejaron la ciudad atrás y el paisaje se llenó de densos bosques y de colinas. Cerca de las ciudades, había algunas casas y granjas. Pero cuanto más se alejaban, había más y más tierra. Pasaron un campo tr