CAPÍTULO DIECISÉIS Polly no había logrado dejar de pensar en Sergei. Sentía como si le hubieran inyectado una droga en las venas. No importa lo que hiciera - si caminaba, dormía, comía, entrenaba, siempre estaba pensando en él. Sus rasgos oscuros y rusos; el sonido de su voz; su piel traslúcida, sus rasgos afilados; y su increíble voz hipnótica. Nunca había conocido a nadie remotamente parecido a él. Tampoco podía dejar de pensar en cómo la había tratado. Había sido tan descarado, tan arrogante. Ningún chico la había tratado así nunca antes. ¿Qué se traía? ¿Qué le hacia sentirse con tanto derecho? ¿Por qué había permitido que él la tratara de esa manera? Y lo más importante, cuando lo hizo, ¿por qué no se había alejado? No lograba entenderlo. Lo lógico era que lo detestara. Sin embargo,