Capítulo 2

2116 Words
La sonrisa de mi madre mientras le habla a Alonzo me molesta. No por lo que creen, no es por celos, es porque ella hace todo para ocultar mis imperfecciones al hablar. Su sonrisa no podría ser más falsa, sin embargo, no digo nada. Mi vestido llega a mis rodillas y tantos años andando en tacones me han hecho ser una experta manejarlos. Alonzo me mira y sonríe, luego mira a sus amigos y me exhibe como si fuese un maldito trofeo y no su novia, como si no tuviese. Me siento asfixiada mientras permanezco a su lado en silencio, odio las fiestas que hacen porque eso significa tener que ahogarme en mentiras de felicidad, en disfrazar lo infeliz que soy. Alonzo sigue hablando con sus amigos sin dedicarme una sola mirada, mamá le sonríe posando una mano en su hombro porque ella lo ve como el candidato perfecto para ser mi esposo. Fue ella en primer lugar que prácticamente le dio mi mano a Alonzo para ser parejas, mi madre ve un hombre con dinero, un futuro mucho más que prometedor y de su mismo círculo social. Yo en cambio veo una persona que no me voltea a ver, que me hace sentir incomoda porque para Alonzo solo soy un objeto que debe exhibir En nuestra relación no hay espacios para preguntarme si estoy bien, o qué tal fue mi día. Solo ordenes, ordenes como lo hace mamá todo el tiempo. Uno de sus amigos me hágala y él gira a mirarme, me guiña un ojo antes de besar mis labios causando que mamá incremente su sonrisa. Papá aparece a la distancia, pero se enfrasca en una conversación que tiene con un señor sobre negocios. Cuando Alonzo y mamá parecen distraídos con la conversación que se mantiene aprovecho para escabullirme, las prendas costosas, los vestidos de marca, todo eso es lo único que mis ojos pueden captar mientras me muevo hasta dar con la cocina, algunas chicas que fueron contratadas para el evento me miran, pero niego cuando me ofrecen una copa. Pensar en que esta será mi vida si algún día me llego a casar con Alonzo me aterra tanto, me siento atrapada en un mundo que no me pertenece, no quiero esto para mí. Salgo al patio trasero y está tan tranquilo, la música suave que tienen no se escucha, solo el silencio y es algo que agradezco, no quiero estar allá dentro. La luna brilla con intensidad y mis ojos se pierden en ellas, me quedo en silencio observándola con una pequeña sonrisa en los labios, tan solitario, sin embargo, siempre tan libre. Por momentos me pregunto cómo sería mi vida sin tener que fingir ser una persona perfecta ante los ojos de los demás, que sepan que también cometo errores, que también tengo días malos donde solo quiero ocultarme bajo las sábanas y no darle la cara al mundo, que también tengo inseguridades que debo ocultar porque mostrarlas no es algo que aprobarían. —Señorita—la voz masculina me hace girar para mirar al chico de ojos grises y cabellos color caramelo—sabía que era usted su cabello es inconfundible—él sonríe y yo no puedo evitar ver que va con el mismo vestuario que los otros empleados—estoy ayudando—confiesa—uno de los chicos no se sentía bien y como están muy ajetreados me ofrecí para ayudar—asiento despacio. —Eso es muy amable de tu parte—él niega divertido. —No es nada, pero estoy curioso—sus ojos parecen brillar—¿Por qué está aquí sola cuando todos parecen pasarla muy bien allá dentro?—su pregunta me toma desprevenida, por lo que solo suspiro dejando que la frialdad de la noche se cuele en mis huesos. —¿No has sentido en algún momento de tu vida que estás muy cansado de fingir?—pregunto y él me observa en silencio—que digo, perdona, olvida todo, debo volver—le regalo una sonrisa antes de caminar a pasos lentos hacia el interior de la casa. Si mamá me ve halando con un empleado posiblemente él tenga los minutos contados en su empleo. Lo menos que quiero es perjudicarlo. Al regresar Juliet me toma de las manos sonriendo, ella es la mejor amiga de Alonzo. Con un pelo tan n***o que hace que sus ojos marrones se vean más bonitos de lo que son, su piel clara parece de porcelana, en si ella parece una muñeca. —Valeria, te pierdes, ven que las chicas estamos comentando algo—me arrastra a pasos decididos hacia su grupo de amigas, me siento incómoda de inmediato. —Vaya, miren quien tenemos aquí, la mujer que trae loca a Alonzo—ellas se ríen de Marie, una chica que según tengo entendido anduvo con Alonzo. —No creo que esas sean las palabras—susurro bajo, ellas se miran entre ellas antes de caminar para detenerse cerca de mí. —¿Alonzo es bueno en la cama?—preguntan—Marie dijo que sí, pero tú eres la novia con la que ha durado más tiempo—creo imaginar que veo malicia en los ojos de todas, pero la verdad no tengo ganas de responder sus preguntas. Tengo ganas de encerrarme en mi habitación hasta que toda esta falsa termine. Busco con la mirada a Alonzo y lo encuentro riendo junto a mi madre mientras me busca con la mirada. A veces me siento como si fuese un simple trofeo el cual exhibir, no me siento parte de lo que ellos viven, lo que sienten o lo que esperan. Solo soy Valeria Campbell, una mujer que solo tiene un apellido y una linda apariencia. No soy más que un apellido y belleza para muchos, mientras para otros solo soy la novia de Alonzo. Nadie nunca se ha preocupado por conocerme más a fondo, nunca me han preguntado sobre mí, solo buscan escalar a mi costa. Ser perfecta, ser un robot, ser la Valeria que todos quieren conocer porque su padre tiene dinero, porque su novio tiene dinero y porque es una bonita chica a la cual mirar, tanto que parece perfecta y ese es el problema, estoy lejos de ser perfecta porque estoy llena de inseguridades que tengo que callar porque de decirlas mi madre me mataría. —No responderé a eso—murmuro y ellas se miran. —Por Dios Valeria, no te hagas la interesante, cuéntanos, de aquí nada saldrá—habla Juliet con una sonrisa—¿o acaso es tan malo que no quieres decirlo?—pregunta con interés—habla Valeria, ¿o tienes un amante que lo hace mejor que Alonzo?—todas las preguntas y miradas de ellas me tienen nerviosa por lo que simplemente hago lo que mejor sé hacer; guardar silencio. Hay muecas de disgusto ante mi falta de comunicación, pero la verdad es que no tengo nada que decirles. Las veces que estuve con Alonzo de esa manera no me sentí mal, pero tampoco bien. Era como si dejara que todo pasara y al final todo era incomodo porque pensaba en cuanto tiempo duraría, tuve que aprender a fingir que esas cosas me gustaban. No creo que el problema sea Alonzo, creo que soy yo. Siempre soy yo el problema. Muerdo mi labio inferior cuando ellas comienzan a hablar de sus experiencias sexuales. Hablan sobre cosas que yo nunca he sentido las veces que lo he hecho, se siente como si hablaran de un tema totalmente diferente al que creo que es. Así que prefiero escuchar sus conversaciones que ir donde mamá y Alonzo a fingir una vez más que todo es perfecto, que no me siento mal. Veo a Harry servir copas con una elegancia admirable. Sin darme cuenta me encuentro persiguiéndolo con la mirada cuando él regala sonrisas cordiales a pesar de que esas personas se creen superior a él. Escucho un suspiro y a mi lado Marie mira a Harry con interés. —Ese bombón debo probarlo yo—asegura haciendo que las demás chicas se rían. Me quedo en silencio una vez más mientras la vemos caminar hacia Harry. Yo giro en otra dirección caminando y saludando a las personas que se me atraviesan. Sonrisas, palabras correctas, porte perfecto. Es muy asfixiante tener que seguir este patrón en cada reunión o fiesta que hacen. Cuando no puedo más salgo al balcón en busca de un poco de aire y me dejo caer en los asientos que se encuentran ahí. La frialdad de la noche me acaricia una vez más y quiero imaginar un escenario diferente a este, en el que pueda ser yo sin tener que fingir ser perfecta. Cierro los ojos y me veo sin Alonzo, sin compromisos, sin mi madre que parece más una sombra persiguiéndome, pero mi imaginación no llega muy lejos porque luego me veo casándome con Alonzo. Siendo una mujer silenciosa que solo está para demostrar que es una buena esposa simplemente. Me veo a Alonzo exigiéndome dejar mis estudios para dedicarme a él completamente. Veo a mi madre haciéndome cumplir el capricho de él, me veo escuchando todas las palabras vacías de Alonzo mientras yo sigo así; en silencio. No me gusta para nada ese futuro, pero es lo que me espera. Si fuese un poco más valiente entonces ese no sería mi futuro. Suspiro despacio abriendo los ojos, creo que buscan un poco de calma, pero ahora hay más tempestad que tranquilidad en mi interior. —Señorita, ¿se encuentra bien?—la voz de Harry me hace levantar la mirada. Él me dedica una sonrisa amable y me tiende la copa de vino que rechazo de inmediato. —Estoy bien, parece que te va bien en todo esto—señalo porque lo vi desenvolverse muy bien. —No es la primera vez que trabajo para otras personas—asiento entendiendo—quiero decirle algo, pero no quiero que suene o se malinterprete. Escuché que su novio se encuentra en la fiesta y lo menos que quiero es que piense cosas que no son—mi ceño se frunce al no entender. —¿De qué hablas?—él suspira y mira sus pies antes de sonreírme. —Se ve usted increíblemente hermosa esta noche, señorita Valeria—me estremezco sin razón alguna ante la sinceridad y la mirada que me dedica él. Abro la boca para decir algo, pero nada sale de ella. Me encuentro observándolo detenidamente. Harry realmente tiene una belleza que te atrae a mirarlo, porque por más que quero apartar la mirada de él, me encuentro atrapa en su hechizo. Mis ojos no pueden dejar la sonrisa y los hoyuelos que se forman en sus mejillas dándole un aire encantador a este muchacho. —Gracias—termino por decir y siento como mis mejillas se sonrojan cuando él me mira completamente. El vestido que estoy usando es n***o, es bonito y sensual, como a mi madre y Alonzo les gusta que utilice. Mi largo cabello está atado en una coleta alta dando un aire elegante. Me miro y luego lo miro a él encogiéndome de hombros. —Yo me veo muy… bien—termino por decir, pero lo cierto es que no me gusta sentirme solo un trozo de carne que se exhibe. —No parece muy segura de su respuesta—es lo que dice el chico tomando asiento a mi lado. Una colonia varonil se filtra en mis fosas nasales haciendo que lo mire—ni parecía feliz en la fiesta, más bien se veía angustiada allá dentro—giro mirarlo. No sé qué dicen mis ojos, pero él parece entender algo que ni yo misma comprendo—no se deje ahogar, respire señorita—murmura. —Valeria, dime Valeria—él asiente levantándose. —Valeria—prueba y mi nombre en sus labios se escucha realmente bonito—¿quieres escapar del mundo unos minutos, Valeria?—pregunta teniéndome una mano—puedo prometer que estará en un lugar tranquilo—él sonríe—confíe en mi—niego de inmediato. —Apenas te conozco, no confío en ti—él asiente divertido. —Prometo que no le haré nada malo, vamos señorita—tiendo mi mano y esta se siente pequeña ante su palma grande. La calidez de su palma de extiende por todo mi cuerpo y la sensación de tranquilidad me hace mirarlo con mucha sorpresa. —Llévame, sácame de aquí—murmuro levantándome y él sonríe—solo unos minutos—le recuerdo y él asiente. ¿Qué habría pasado esa noche si no hubiese aceptado? ¿Nuestra historia sería diferente?      
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