Al abrir mis ojos me quedo mirando el techo, otro día en que quiero salir corriendo de esta mansión y refugiarme en los brazos de Hernán. Me duele el ojo y naríz, estoy toda adolorida y tengo demasiada sed. Me pongo en pie, mi hermano esta todo espatarrado en el otro extremo de la enorme cama. Hago pis, me quedo mirando la alfombra negra y bostezo. Al verme en el espejo me asusto y casi no puedo abrir el ojo, al menos no está n***o. Me doy un baño, el agua caliente calmando mis nervios y salgo en toalla. Agarro dos camisas, un jeans y medias. Ya vestida, me coloco las botas y el abrigo de piel. Me detengo al frente de la cama. —Akin —mi hermano murmuró algo inentendible y se volteó para el otro lado—. De acuerdo, te avisé. Voy a buscar el desayuno, recuérdalo. Al salir se me hace extra