Observando la fría calle, Samantha conducía con su mirada totalmente perdida. Jamás imaginó que ella estaba destinada a un matrimonio desde pequeña, los planes de vivir sola con su hijo se desmoronaban como la tierra floja en un arrecife cercano al mar, dejando sólo aquel espacio donde antes solía estar. Todavía las palabras Vlad resuenan en su mente, su negocio y aquella mirada que la había espiado sin que se diera cuenta. - “Así que Samantha elige ¿Haces esto como una pareja normal que firma un negocio o nos vamos a los tribunales y te reclamo como mi esposa? - preguntó Vlad posando una de sus manos en los papeles. La mirada de Samatha estuvo fija en aquellos documentos donde se ubicaban dos firmas y un matrimonio arreglado, estaba destinada a casarse con Vlad, haga lo que haga para